viernes, junio 12, 2009

Carroll según Gaiman según Selick (y visto por mí)

“Los mundos de Coraline” es al mismo tiempo una trampa mortal, una venganza servida en frío y, por encima de todo lo demás, un nuevo clásico del cine de animación.


Una trampa, en primer lugar, para esos padres simplistas (y generalmente ajenos a lo que se cuece en el mundillo audiovisual) que llevarán en tropel a sus retoños a ver “otra de dibus” (sin saber, claro, que los dibujos animados, los gráficos generados por ordenador y el stop-motion se parecen tanto entre sí como un colibrí a una ballena). Que nadie se piense que esa ralea de progenitores es un fenómeno reciente, pues lleva ya sus buenos años existiendo (y metiendo la pata, claro): son los mismos padres incautos que en los 70 pusieron a sus niños delante de una pantalla de cine para ver cómo se lo montaba (literalmente) “Fritz, el gato caliente” y que en los 80 permitieron que una generación de inocentes ojos infantiles se saliese de sus órbitas con las ultraviolentas confrontaciones de bandas motorizadas en el Neo-Tokio de “Akira”.

Al respecto, un dato: de todos los niños que entraron conmigo en el cine a ver “Los mundos de Coraline” ni uno solo consiguió aguantar hasta el final de la película. En la fila de butacas situada inmediatamente detrás de la mía había una de esas madres antes descritas con dos niñas, de unos 8 y 12 años. En cuanto la película comenzó a ponerse oscura y turbadora (y creedme si os digo que se pone MUY turbadora), la menor de las niñas empezó a quejarse a su madre diciéndole que tenía miedo y que quería irse. Después de 15 minutos de cantinela, con la niña subiendo el volumen de sus lamentos y acercándose peligrosamente al “momento pucheros”, me giré y le dije a la madre: “mire, señora, si la niña lo está pasando mal quizás debería llevársela de aquí, ¿no?”. Parece mentira, claro, que un desconocido como yo se preocupe más por las futuribles pesadillas de esa niña que su propia madre.


Todo esto se podría ahorrar si estos zombificados papás y mamás se informasen en primer lugar de las filias y fobias de los artífices de “Los mundos de Coraline”: un devoto de Shakespeare aficionado a las historias oscuras que responde al nombre de Neil Gaiman y un realizador de cine en stop-motion amante de los ambientes tétricos y las realidades deformadas que atiende por Henry Selick. El currículum del primero incluye, no de forma exclusiva pero sí bastante definitoria, la celebérrima (y de culto y re-culto) serie de comics “The Sandman”, sueño húmedo de gotiquillos y demás obsesionados con la muerte y lo onírico que cautivó el corazón de (casi) todo el mundo en la década de los 90, y que tenía episodios tan terroríficos y traumáticos como aquél titulado “24 horas”, del arco argumental “Preludios y nocturnos”. En el haber del segundo nos encontramos con “Pesadilla antes de Navidad”, la cinta de animación que acabó de volver gotiquillos y de obsesionar con la muerte y lo onírico a todos aquellos que llegaron tarde (por jóvenes o por despistados o por ambas cosas) al “The Sandman” de Gaiman. Es a tenor de dicha película, por cierto, que entra en juego el “factor venganza” que mencionaba al principio de esta entrada.

Hay una gran verdad que hoy quiero compartir con vosotros, mis queridos y escasos lectores: Tim Burton NO dirigió “Pesadilla antes de Navidad”. Para muchos será un shock descubrirlo a estas alturas, lo sé, pero es lo que hay. Burton escribió el primer tratamiento argumental, sí; hizo diseños de los personajes, también; tuvo algunas de las ideas que hicieron de la película una obra maestra del cine de animación, of course; y se encargó, para mayor gloria suya, de que el título completo en inglés rezase claramente “Tim Burton’s The Nightmare before Christmas”. Todo eso es irrefutablemente cierto. Pero NO la dirigió. Lo hizo (y maravillosamente, me atrevería a añadir) Henry Selick, quien, a la sombra de Burton, acabó mudándose al vetusto hotel donde habitan los visionarios injustamente olvidados y donde aún moran los fantasmas de Nikola Tesla y Rosalyn Franklin, aguardando el día de su retribución.


“Los mundos de Coraline” representa la ocasión perfecta para que el gran público reconozca a Selick su enorme talento después de tantos años de ilícito ninguneo. Más aún teniendo en cuenta que esta cinta vuela más alto, técnica y argumentalmente, de lo que “La novia cadáver” de Tim Burton jamás logró desplegar sus alas (pese a ser un film totalmente recomendable; no vayamos ahora a deshacer una injusticia promoviendo otra).

Basada en el libro de Gaiman “Coraline” y escrita y dirigida por Selick, “Los mundos de Coraline” es una oscura y retorcida fantasía animada centrada en la niña que da nombre al título, una pre-adolescente que se muda con sus padres (una madre entregada a su trabajo y un padre calzonazos y escritor, trasunto del propio Gaiman) a un antiguo caserón restaurado que, faltaría más, esconde un antiguo misterio. En una de sus habitaciones, oculta bajo una capa de papel pintado, existe una pequeña puerta que conduce a un mundo en el que todo es como en nuestra realidad pero (aparentemente) mejor: la comida está más rica, los adultos son más divertidos y prestan más atención a los niños y las fantasías irrealizables de nuestro mundo se traducen aquí en espectaculares números circenses y apabullantes representaciones teatrales. Sólo una cosa podría hacer dudar a Coraline de la (supuesta) felicidad reinante: todos los habitantes de este universo paralelo tienen botones cosidos a la cara en el lugar donde debieran estar sus ojos. Inquietante, ¿no?


Por supuesto, resulta inevitable identificar a Coraline con una Alicia (de Carroll, por descontado) de nuestros tiempos, con su propio roedor (en esta ocasión un ratón saltarín) ejerciendo de conejo blanco, y con algún que otro elemento a mayores tomado del cuento de Hansel y Gretel. No obstante, no es en el terreno de la originalidad argumental donde “Los mundos de Coraline” parte con la pana, sino en el de los resultados. Sobre un guión estructuralmente perfecto en su clasicismo, Selick construye un sobrecogedor carrusel de luz y sonido pleno de un exuberante sentido de la maravilla que cautiva desde el primer minuto de película. Todos los personajes, escenarios y demás imaginería visual están cuidados al detalle y se hacen inolvidables desde su primera aparición (esos perros angelotes y sus contrapartidas oscuras, esas viejas actrices de atributos superlativos o, sobre todo, ese gato que huele a Gaiman desde las orejas hasta el rabo). La banda sonora a cargo de Bruno Coulais (¿acaso Danny Elfman se había ganado el derecho de pernada?) es igualmente soberbia y la fotografía y la dirección consiguen que uno se pregunte si es que aún queda algo imposible de lograr en el terreno de la animación stop-motion.


Resulta de todo esto que “Los mundos de Coraline”, con su convencional punto de partida, su convencional estructura argumental (presentación-nudo-desenlace y no hay más que hablar) y su aún más convencional mensaje de “nada como el hogar”, es no sólo una de las películas más arriesgadas que he visto últimamente (¿una peli de animación para adultos que hace de lo grotesco su principal atractivo y que no trata al espectador como si fuese retrasado mental?) sino también una de las tres o cuatro mejores visitas que he hecho al cine en lo que llevamos de 2009.

Total: que la vi ayer por la tarde y hoy al levantarme ya era un clásico. Así se escribe la historia del cine, amiguitos.

10 comentarios:

charlie furilo dijo...

La verdad es que tiene una pinta fabulosa; amigos míos han ido a verla y les ha encantado también.

A mi "Pesadilla antes de Navidad" me pareció una genialidad. Y si, pese a que hay mucha gente que piensa que la dirigió Tim Burton, yo me quedé con el nombre de Selick y cuando vi que era el director de esta "Coraline" me dije, ondia!! esta hay que verla...

Jero Piñeiro dijo...

Yo aún no he visto ninguna crítica negativa de "Los mundos de Coraline" (seguro que en FilmAffinity las hay, que por esos lares los hay que incluso rajan de "El padrino"). Vamos, que la bendición es más o menos unánime. Selick también tiene otra peli en stop-motion muy recomendable: "James y el melocotón gigante".

charlie furilo dijo...

También me gustó bastante, pero no tanto como "Pesadilla..."

marguis dijo...

Me ha encantado lo de "Akira", ¡es cierto! Cuando me la compré (depués de haberla visto dos veces en el cine) estaba en la estantería con las de Disney!!!

Por cierto, "sueño húmedo de gotiquillos y demás obsesionados con la muerte y lo onírico que cautivó el corazón de (casi) todo el mundo en la década de los 90" a mi me gusta "Sandman" y "Pesadilla antes de Navidad", ¿seré una gotiquilla y no me habré dado cuenta?...:P

Jero Piñeiro dijo...

Marguis: verás que en mis palabras no hay ningún tipo de descalificación a ambas obras. Las adoro, a las dos. De hecho, "Sandman" es uno de mis 10 tebeos favoritos de todos los tiempos. Y yo tengo de gotiquillo lo mismo que de esquimal negro (nada, vamos). Pero me reconocerás que tanto una como otra alimentaron una estética a lo Robert Smith que se ha puesto muy de moda por encima de cualquier ética personal. Igual que le ocurrió a Matrix y la legión de frikis con guardapolvos de cuero y gafas de sol que de pronto inundaron las calles (incluso en verano)... Pero no entremos a hablar de tribus urbanas que me enveneno, jejeje...

marguis dijo...

No, si a mi la frase me ha parecido graciosa!! lo de gotiquillos!! Es que conozco unos cuantos!!;)

Ѕilυiα dijo...

Ya me habían hablado muy bien de ella y cada vez tengo más ganas de ir a verla, a ver si voy pronto :)

Lo de los botones por ojos me parece un poco siniestro, no me extraña que la niña del cine hiciera pucheros...

Jero Piñeiro dijo...

Silvia: muy recomendada por mi parte! (y mucho mejor que "Star Trek", jejeje, por si aún hay dudas). Yo no la vi en 3-D, pero si en tu ciudad tienes esa opción yo ni me lo pensaba...

Ѕilυiα dijo...

Jero, gracias al blog de Charlie Furilo me he enterado que este finde si vas el domingo al cine, los siguientes días cuesta 2 € la entrada.

Así que ya lo he negociado con mi amigo e iremos el domingo a ver "Los mundos de Caroline" y el lunes "Star Trek"... el martes si se va habrá que negociar...

Jero Piñeiro dijo...

Gracias por el aviso, Silvia ;)

Es una pena que de las pelis que hay en cartel y que no he visto ninguna me llame demasiado... Ya podían proponer esta ofertaza mientras estuvieran en pantalla "Up" y "Transformers", jodó...

La alternativa ha sido pasarme todo el fin de semana en la playa, jojojojojo... y más jojojojo...