El sexteto madrileño
Vetusta Morla ascendió de forma fulgurante entre la escena del
pop-rock nacional gracias a la publicación de su debut “Un día en
el mundo”, disco de oro con más de 35.000 copias vendidas en
España y mi álbum favorito en el Top 10 del Abismo en 2008. Tres
años después, el continuista “Mapas” afianzó su posición como
referencia en torno a la que orbitan numerosas bandas del actual
indie patrio (Supersubmarina, Miss Caffeina, Izal...). El lanzamiento
de su tercer LP, “La deriva”, llevaba un tiempo señalado en los
calendarios de los principales medios de información musical y de
miles de entusiastas seguidores. Echando un vistazo a los llenos
totales que ya subrayan muchas de las fechas de su inminente gira
(cinco sold out, ni más ni menos, en La Riviera de Madrid, y
otros dos en la Razzmatazz de Barcelona), no es descabellado hablar a
estas alturas de un auténtico fenómeno Vetusta.
“La deriva”, en resumidas cuentas, llegó a las tiendas (físicas
y virtuales) el pasado 8 de abril arrastrando unas expectativas
enormes o, si lo tuyo es el moderneo
políglota, un hype de
campeonato. Con el disco ya escuchado y asimilado, mi valoración
personal resulta, me temo, más tibia de lo deseado. Y eso que yo
siempre he sido un entusiasta defensor de los de Tres Cantos.
“La
deriva” no es un mal álbum, y de hecho me parece por momentos uno
muy bueno, pero encuentro demasiada diferencia entre unos temas y
otros a nivel cualitativo. El arranque es casi redondo, con dos canciones
que ya se conocían desde unas semanas antes a la publicación del
álbum: el corte que da título al disco y ese puntapié rock llamado
“Golpe maestro” que advertía de algunos sutiles cambios en el
sonido de la banda, más desnudo de arreglos atmosféricos que en el
pasado. A estos dos singles indiscutibles les sigue una de las cimas
del disco, “La mosca en tu pared”, que recupera el gusto por las
progresiones y la épica que habían marcado anteriores éxitos del
grupo como “Los días raros”, y que a mí personalmente me
parecen la mayor virtud de Vetusta Morla, tanto en estudio como en
directo. Una virtud que la propia banda ha optado por obviar en la
medida de lo posible en este último trabajo con el fin de buscar
nuevas fórmulas musicales. Tras la intensidad de “La mosca en tu
pared” llegan “Fuego”, un tema más calmado y con ecos
antropológicos, y “Fiesta mayor”, material de alto octanaje para
el directo engalanado con una sorprendente sección de metales que
recuerda al “Amnesiac” de... sí, Radiohead. Y aquí se cagó el
invento.
Porque
mencionar a Vetusta Morla en la misma frase que Radiohead es sinónimo
de polémica y de -oh, vaya- plagio. Me gustan mucho los primeros,
pero incluso desde la perspectiva poco objetiva del fan, la fijación
de estos chicos con la banda de Thom Yorke y compañía (que me gustan bastante más) es sencillamente indefendible. Y para muestra,
como se suele decir, un botón: “¡Alto!”, la siguiente canción
del lote, es
“Go to sleep”. Después de que “Autocrítica” y “Un día en el mundo” fuesen identificadas como “homenajes”
más o menos indisimulados a “There there” y “My iron lung”
(por mucho que la banda tire balones fuera en las entrevistas),
apropiarse de este modo de otro tema de los radiocabezudos
me parece ir pidiendo a gritos el escarnio público. Tampoco ayuda,
claro, que sea a partir de la citada “¡Alto!” donde “La
deriva” empiece a aflojar. “La grieta” y, sobre todo, “Las salas de espera”, rebajan considerablemente mi interés con su
cadencia repetitiva. Entre ambas está la esforzada “Pirómanos”,
que me recuerda al corte titular de “Mapas”. Quizás demasiado. O
tal vez es que aún no me he repuesto de la bajona que siempre me
produce “¡Alto!”.
Quedan
aún otras tres canciones, “Cuarteles de invierno”, “Tour de Francia” y “Una sonata fantasma”. La primera es, junto con “La
mosca en tu pared”, mi favorita del disco. Posiblemente porque, al
igual que aquélla, nos devuelve a los Vetusta Morla más épicos;
los de los cambios de ritmo, los crescendos brutales y los
estribillos memorables: “Fue tan largo el duelo que al
final casi lo confundo con mi hogar”,
dos versos que casi redimen a “La deriva” de todos sus
resbalones previos. “Tour de Francia” no está mal. La letra es un
poco tonta, repleta de imágenes relacionadas con el ciclismo y rimas
como la de “chiringuito”
con “un señor bajito”. Seguro
que en directo funciona muy bien, pero a mí a estas alturas del
disco me resulta un poco cargante. Para el final queda “Una sonata fantasma”, clásico cierre vetusto
intimista, muy en la línea de “Al respirar” o “Mi suerte”,
que sale poco beneficiada de la comparación.
Tenemos,
en resumen, un álbum repleto de altibajos, con algunos momentos
brillantes (“Golpe maestro”, “La mosca en tu pared”,
“Cuarteles de invierno”), otros notables (“La deriva”,
“Fuego”, “Fiesta mayor”) y otros que devalúan el conjunto.
Se agradece, por supuesto, que Vetusta Morla no hayan repetido otra
vez la estructura de “Un día en el mundo”, como sí hicieron en
“Mapas”, y que hayan intentado dar un (sutil) nuevo giro a su
sonido, por mucho que éste siga señalando inequívocamente a la
discografía de Radiohead, pero “La deriva” no acaba de
entusiasmarme como sí lo hicieron sus dos álbumes anteriores. Lo
cual no implica, por supuesto, que no tenga unas ganas locas de ver
cómo los madrileños defienden este tercer trabajo sobre el
escenario.
3 comentarios:
y encima la portada del disco es una foto del gran Eadweard_Muybridge
Pues no había caído yo en lo de "Go To Sleep", pero tienes toda la razón. A mí la que me parecía haber oído antes de alguna manera es el arranque de "Las Salas de Espera", pero no alcanzo a identificar de quién era. Dicho esto,dándote la razón y sin querer defenderlos, me parece más grave lo de Miss Caffeina y sobre todo Izal, calco descarado de los vetustos y encima con éxito (Supersubmarina no los metería en el mismo saco, pero bueno). Está claro que a mí me parece el menos logrado de los tres discos, pero es que entre que se formó la banda y se grabó el primer disco pasaron diez años y las canciones indudablemente estaban más pulidas (si escuchar las versionas previas que hay en el EP "Mira" (2005) se nota una gran diferencia con las definitivas). Por tierras gallegas también se han agotado las entradas, así que quizás en esta ocasión no les vea. Ya me contarás. Un saludo
Lansky: desconocía la autoría de la foto. Lo primero que pensé al ver la portada, con esa tipografía, es que me recordaba un poco a las cubiertas de los discos de los Smiths.
Tenenbaum: "Las salas de espera" me recuerda (al principio) a algo del álbum "Dentro de la luz" de Standstill. La atmósfera fantasmagórica, supongo. Aunque no he vuelto a escuchar el disco de Montefusco y Cía. después de "La deriva", así que igual no se parecen tanto. Para mí Supersubmarina están más cerca de Lori Meyers que de Vetusta Morla, pero aún así les veo semejanzas. Menos que en el caso de Miss Caffeina e Izal, desde luego. Creo que en lugar de alguna de las canciones que menos me gustan del disco, Vetusta Morla podían haber grabado en estudio "Los buenos", que está muy bien y aún sigue inédita. Yo iba a ir al concierto del 20 de junio en La Riviera, pero me ha surgido otro plan más importante y voy a tener que pasar. Tampoco es el fin del mundo: ya los he visto cuatro veces... ;)
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