miércoles, octubre 16, 2013

Space Oddity

El director mexicano Alfonso Cuarón ya había demostrado su predilección por el plano secuencia como unidad narrativa en “Hijos de los hombres”, pero es en su nuevo film, “Gravity”, donde lleva el recurso hasta sus últimas consecuencias (en la estela del Orson Welles de “Sed de mal” o el Alfred Hitchcock de “La soga”) apoyándose en las evidentes ventajas del trucaje digital y en los mejores efectos especiales que se puedan pagar con dinero.


El arranque del film, una larguísima toma de casi diez minutos (o eso me ha parecido, tampoco es que tuviera la vista puesta en el crono), presenta a dos astronautas que quedan a la deriva tras un accidente inesperado durante un rutinario paseo espacial. Se trata de la doctora Ryan Stone, primeriza en la exploración del cosmos, y el comandante Matt Kowalski, veterano de la NASA que cumple su última misión. A ella la interpreta una sorprendente Sandra Bullock, haciendo añicos todos mis (fundados) prejuicios sobre su capacidad actoral, mientras que él luce el rostro Nespresso de George Clooney, sacando un gran partido al tono cálido de su voz (en versión original, claro). No hay más actores en pantalla, apenas un par de voces retransmitidas por radio (“ground control to major Tom”, que diría Bowie), y el peso protagónico del film queda reservado casi exclusivamente para Bullock, en un rol a caballo entre la Sigourney Weaver de “Alien”, el Sam Rockwell de “Moon” y el Ryan Reynolds de “Buried (Enterrado)”, cinta con la que “Gravity” comparte más de una semejanza.


Uno de los mayores logros de Cuarón como realizador es transmitir en todo momento la sensación de ingravidez y desubicación geográfica que uno debe sentir más allá de la atmósfera terrestre. La cámara se desplaza en 360 grados de libertad por escenarios que van de lo infinito a lo mínimo en hermosísimas postales imposibles (un amanecer de escala planetaria) y primeros planos opresivos (el rostro desencajado de Bullock), combinando el sentido de la maravilla de la experiencia cósmica con el terror de la soledad y el miedo a la muerte. A ese respecto, “Gravity” es una experiencia única en la historia del cine, potenciada en su versión 3D por la mejor estereoscopía que un servidor haya visto nunca; uno de los pocos casos (junto a “Avatar” y “La invención de Hugo”) en que entiendo justificado el pago del extra que suponen las gafas de marras.


El director de fotografía Emmanuel “El Chivo” Lubezki, colaborador habitual de Cuarón (y también de Terrence Malick, para el que capturó la mágica luz de “El árbol de la vida”), ofrece una nueva demostración de por qué es uno de los mejores profesionales en su terreno y plasma las visiones cósmicas del director mexicano en imágenes que le despiertan a uno sensaciones de lo más atávico y visceral: 90 minutos de síndrome de Stendhal en gravedad cero.


No conviene, sin embargo, permitir que el sobrecogedor despliegue técnico y narrativo enmascare la experiencia dramática que la cinta ofrece. Pese a la sencillez de su argumento, dudo que “Gravity” pueda ser considerada una película simple. Si uno decide quedarse en un primer nivel de lectura, el más obvio e inmediato, el film funciona como un thriller pletórico de ritmo y tensión, reverso agorafóbico del “Buried (Enterrado)” de Rodrigo Cortés, cambiando la asfixiante capacidad mínima de un ataúd por la no menos asfixiante infinitud del silente espacio exterior. Si el espectador decide no quedarse ahí, es posible extraer de esa visión del ser humano abrumado por la inmensidad del universo una lectura mística, casi religiosa, aún a pesar del evidente agnosticismo del film, manifiesto en las diferentes creencias de astronautas de distinta nacionalidad. “Para sobrevivir en el cosmos, diminutos como somos, hay que creer en algo”, nos dicen Alfonso Cuarón y su co-guionista e hijo Jonás. “Ya sea en Jesús, en Buda, en el sol sobre el Ganges o en George Clooney, hay que creer en algo”.


No terminan aquí las posibles lecturas de “Gravity”. De hecho, la más interesante, para mí, es aquélla que la convierte en una gran alegoría sobre la maternidad: el proceso de crear vida desde la nada. Cuarón (o quizás haya sido yo, en un exceso de presunción) identifica la odisea de Stone con la estructura del proceso reproductivo (inseminación, gestación y parto), diferenciando claramente los roles masculino y femenino y plagando el relato de referencias fetales, umbilicales y amnióticas. Todo ello se relaciona en primer término con el traumático pasado del personaje (que cobra así pleno sentido más allá de ser un recurso rápido para la caracterización) y en última instancia remite al fenómeno de la exogénesis y a la evolución de la vida en la Tierra. Y todo esto lo consigue sin invalidar los anteriores niveles de análisis del film ni volverse absurdamente pretenciosa.

Poniéndonos puntillosos, podría achacársele al guión de “Gravity” un exceso de verbalización: los personajes piensan constantemente en voz alta para ofrecer al espectador más despistado esa información que quizás no habría podido captar a través de códigos exclusivamente visuales. Es una mínima concesión del film a sus evidentes intenciones comerciales, y apenas empaña un resultado global que roza en muchos aspectos la perfección.



Tanto si uno prefiere quedarse únicamente con la apabullante experiencia audiovisual, motivo más que suficiente para pagar la entrada en la sala de cine más grande de la ciudad, como si tiene aspiraciones filosóficas más profundas, “Gravity” es una película imprescindible: técnicamente sublime, narrativamente superior a casi cualquier cosa estrenada en la última década y dotada de un catártico trasfondo existencial.

5 comentarios:

Emma dijo...

Una peli que me ha encantado.
Unas imagenes preciosas.
Unico detalle que me ha molestado es el sonido : eso se debe a la sala en la que la he visto, en la que estaba a tope y te quita esa empresion de ingravidez. No hay tanto ruido en el espacio, si gritas nadie te oye y eso es una de las cosas que mas miedo da...

David GB dijo...

No creo que haya presunción por tu parte, yo también vi un paralelismo con el proceso vital: inseminación, gestación y nacimiento, no sólo en lo visual (hay algunos planos que "verbalizan" esta alegoría de forma explícita), sino también en la estructura del relato, con ese final desesperado (no espoileo) que es todo un parto.

Magnífico también ese último plano rodado en la misma orilla metafórica donde el primer anfibio tocó tierra para hacerse mamífero. Alguien que no haya visto la peli a lo mejor piensa que estoy alucinando, pero yo lo vi evidente. Y esa última batalla para ponerse en pie, esa lucha contra la gravedad del título que aparece por primera vez justo al final de la peli, la misma gravedad que nos pega a la tierra y nos hace humanos.

Además del nivel de lectura más básico (como excelente thriller) y el más místico pajillero (como alegoría vital), yo encuentro también uno intermedio: el de una mujer marcada por un drama que (cree) le ha quitado las ganas de vivir, pero que descubre que el instinto de supervivencia es lo más genuino y animal del ser humano (más que la maternidad, quizás), y que merced a su odisea descubre que, pese a todo, la vida merece ser vivida.

Peliculón (y gran reseña también).

Jero Piñeiro dijo...

Emma: me alegro de que te gustase la película. En el cine en que la vi yo el sonido estaba bien ajustado y las escenas de destrucción de la estación espacial con miles de elementos saliendo disparados en silencio eran sobrecogedoras.

David GB: a mí esa lectura biológica-evolucionista también me pareció evidente, y creo que el escenario escogido para el último y (nuevamente) larguísimo plano no es en absoluto casual. Me sorprenden mucho las reseñas del film que critican la supuesta sencillez del guión cuando yo no dejo de ver símbolos y mensajes muy bien resueltos en casi cada plano. Muy de acuerdo también en esa lectura vitalista que haces del personaje de Sandra Bullock.

María Vila dijo...

Sigue pareciéndome un guión plano y sin atractivo. La historia no me dice nada. ¿La lectura biológica-evolucionista? Está genial, pero ¿qué trata de transmitirme? ¿A dónde me lleva? ¿90 minutos para explicarme la estructura del proceso reproductivo (inseminación, gestación y parto)? Gracias por la aclaración, señor Cuarón. Sigo pensando que se trata de una producción espectacular que carece de contenido (quizás se deba a la colaboración de Cuarón Junior en el guión). ¡Es una pena! Y la Bullock, con su cara inexpresiva, no consigue conectar conmigo ni en los momentos más dramáticos. Supongo que soy demasiado exigente. Otra vez será. :)

Jero Piñeiro dijo...

No sé, María. Supongo que más que una cuestión de exigencia puede deberse a las distintas expectativas que uno tenga de una película. En este caso, a mí "Gravity" me ha llenado totalmente y no veo esa falta de contenido, pero creo que es un contenido menos explícito, más sutil, que en cintas de apariencia más compleja. Gustos y colores o, como tú misma dices, otra vez será ;)