En lo que respecta al arte y la creación, la percepción del tiempo se ha deformado irreparablemente a causa del (llamémosle) ritmo digital. Desde que existe internet, más proyectos artísticos nacen y se difunden y llegan a su cénit y se marchitan rápidamente. El ciclo se ha acelerado hasta el punto de que una banda de pop-rock con cuatro discos a sus espaldas casi puede ser vista como una formación en decadencia que ya ha vivido su brillante eclosión y su auge de popularidad y que ahora mismo se enfrenta a un prolongado declive o a una ¿prematura? disolución.
Pareciera que cada nuevo disco de la banda escocesa Franz Ferdinand estuviese destinado a quedar un peldaño por debajo del anterior. Tampoco debe extrañarnos, pues su debut homónimo de 2004 era uno de esos primeros trabajos que presagian proyección meteórica y baños de masas en el directo. Singles pegadizos, letras que animan al desmelene y un sentido del humor innegable eran sus cartas de presentación, y uno de los motivos por los que pasaron de desconocidos a gran esperanza blanca del pop-rock en lo que se tarda en decir "Jacqueline". Su continuación, "You could have it so much better", era casi una prolongación de aquel primer trabajo triunfal, constatación de que el grupo con nombre de príncipe austro-húngaro no era flor de un día, pero también, aún con sus muchos aciertos, una secuela algo obvia y sin el factor sorpresa del original.
Pareciera que cada nuevo disco de la banda escocesa Franz Ferdinand estuviese destinado a quedar un peldaño por debajo del anterior. Tampoco debe extrañarnos, pues su debut homónimo de 2004 era uno de esos primeros trabajos que presagian proyección meteórica y baños de masas en el directo. Singles pegadizos, letras que animan al desmelene y un sentido del humor innegable eran sus cartas de presentación, y uno de los motivos por los que pasaron de desconocidos a gran esperanza blanca del pop-rock en lo que se tarda en decir "Jacqueline". Su continuación, "You could have it so much better", era casi una prolongación de aquel primer trabajo triunfal, constatación de que el grupo con nombre de príncipe austro-húngaro no era flor de un día, pero también, aún con sus muchos aciertos, una secuela algo obvia y sin el factor sorpresa del original.
Franz Ferdinand poseen un sonido absolutamente característico, pese a la nula originalidad de sus planteamientos musicales. Ya sea por la voz de su líder Alex Kapranos o por su reconocible estilo compositivo, uno podría identificar un tema nuevo de la banda en apenas unos segundos sin posibilidad de error. Lo cual nos lleva, claro, a la percepción de que su tercer LP, "Tonight", estiraba un poco más el chicle del álbum de debut añadiendo ese elemento electrónico que muchos grupos abrazan cuando buscan una vía rápida para renovar superficialmente su propuesta. Chapa y pintura, apenas. En el fondo (y no tan en el fondo), aquel tercer trabajo era simplemente "otro más de Franz Ferdinand", lo mismo que su nuevo esfuerzo, parido tras un hiato de cuatro años en el que la formación estuvo a punto de disgregarse.
"Right thoughts, right words, right action" es nuevamente un disco apreciable en su absoluta falta de innovación, que nos devuelve a unos Franz Ferdinand atinados como pocos para los singles con pegada (ahí está "Love illumination", primer adelanto del álbum y máximo exponente de las razones por las que los escoceses todavía son capaces de generar altas expectativas antes de cada nuevo lanzamiento) y algo más irregulares en lo que se refiere a elaborar un LP unitario y sin altibajos. "Right thoughts, right words, right action" es un disco veraniego, juguetón, con nulas pretensiones de pasar a la posteridad. Desgraciadamente, decae bastante en su último tercio, donde se acusan más los cortes de relleno (¡en un disco de 35 minutos!), y finaliza con un tema resultón, "Goodbye lovers & friends", con evidente vocación de epitafio; quién sabe si las últimas líneas que Kapranos y cía. dedican a sus seguidores. El saldo final es de aprobado en cuanto a material de estudio, pero lejos de la frescura efervescente de sus primeros tiempos.
Otro cantar muy distinto es el directo. Vistos recientemente en el festival DCode de Madrid (precedidos por los divertidos Love of Lesbian y los cumplidores Vampire Weekend), mi opinión no podría ser más rotunda: Franz Ferdinand son unas bestias pardas sobre el escenario. Su colección de grandes éxitos, hora y media de hits ininterrumpidos, los sitúa entre la clase de grupos cuyos nuevos álbumes, de haberlos, no serán esperados tanto por lo que puedan aportar a una discografía condenada (o eso parece) a repetirse como por la posibilidad de tenerlos girando una vez más por la geografía nacional.
¿Los convierte eso, con apenas 9 años de trayectoria profesional, en unos precoces dinosaurios del rock?
3 comentarios:
Bueno, les pasa un poco como a The Killers, ¿no? O a Editors, o incluso a Coldplay. Pueden sacar algún nuevo single que suene bien, pero difícilmente lograrán repetir la hazaña de sus primeros discos y lo saben. Si Coldplay no pudiesen tirar de "Yellow", "Fix You" o "Clocks" difícilmente podrían mantener sus giras por estadios.
Coincido más en lo de Editors o Coldplay que en lo de The Killers. "Battle Born" me gusta bastante y creo que se escucha muy bien del tirón, pese a que obviamente algunas canciones destaquen más que otras. El de Editors, concretamente, aún no he sido capaz de escucharlo entero: me gusta mucho "Formaldehyde", pero luego empieza a aburrirme y desconecto.
Estoy de acuerdo en que el de Editors ha sido un bajuno en toda regla, pero habiéndoles visto por segunda vez este año en el PortAmérica confirmo que su fuerte es el directo y un animal de escenario como Tom Smith al frente. "Sugar" en directo suena genial, pero quitando esa, "Formaldehyde" y esa imitación de la banda de Bono que es "A Ton of Love", poco más de ese disco aprovechan para el directo. Ya sabía yo que en lo de "Battle Born" ibas a discrepar, jeje. No sé, con The Strokes ha pasado tres cuartos de lo mismo. Hay toda una generación de bandas que ha patinado en su segundo o tercer disco y no ha vuelto a recuperarse, aunque sigan emperrados en ello. Bloc Party sería otro buen ejemplo, creo.
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