sábado, septiembre 28, 2013

Back in (Pitch) Black

Resulta difícil de creer que hayan pasado la friolera de trece años desde el estreno de aquel agradable serie B de ciencia-ficción que propició el primer papel protagonista de Vin Diesel. “Pitch Black” era una película tan pequeña, entretenida y macarra que uno no podía menos que rendirse a su encanto low cost y al carisma de su personaje principal. Richard B. Riddick era presentado al inicio del film como el villano, una suerte de Hannibal Lecter hipertrofiado al que había que contener con cadenas y mordazas, y terminaba la función convertido en un Conan galáctico en busca de nuevas aventuras que correr al margen de la ley. La secuela de “Pitch Black”, titulada “La crónicas de Riddick” y estrenada en 2004, incidía más todavía en las comparaciones con el cimmerio creado por Robert E. Howard, desarrollando un oscuro universo de space opera a su alrededor, pero perdía por el camino aquellas virtudes (la humildad, la falta de pretensiones y el factor sorpresa) que habían hecho de su antecesora un éxito relativo.


Nueve años más han tenido que transcurrir desde “Las crónicas de Riddick” para que el director David Twohy, curtido como guionista en producciones de todo pelaje, y la (ahora) estrella del cine de acción Vin Diesel lograsen presentar el tercer capítulo de una saga que no logra asentarse entre el público por motivos más que evidentes. “Riddick” es un intento desesperado por recuperar el espíritu de “Pitch Black” tirando por la vía de en medio: es una secuela directa de “Las crónicas de Riddick”, cuyo continuará despacha en 5 minutos de reloj para poder pasar a otra cosa, pero también un remake nada disimulado de la primera entrega de la trilogía.


Los 30 minutos iniciales presentan al musculoso mamporrero cósmico malherido y abandonado a su suerte en un planeta poblado por la más peligrosa fauna salvaje. Con la única compañía de su profunda voz en off, Riddick deberá superar las más rocambolescas pruebas de supervivencia extrema mientras averigua el modo de escapar de esta prisión sin barrotes. Se trata de un arranque prometedor, tremendamente físico y visualmente bien resuelto, que parece llevar al personaje a nuevas cotas de introspección y que saca un gran partido del limitado talento interpretativo del protagonista de la franquicia “Fast and Furious”. Pero desgraciadamente no es más que un espejismo.


En cuanto el resto del reparto, dos bandas de cazarrecompensas interesadas en capturar al alopécico fugitivo, pone un pie en el desértico escenario en el que se desarrollará toda la película, “Riddick” deviene en copia desvergonzada de “Pitch Black”, repitiendo situaciones, escenas y hasta planos concretos de aquélla. Y lo peor es que no se toma la molestia de ampliar las virtudes o corregir los defectos de su modelo a imitar, sino que se limita a reconstruirla de la forma más ramplona y menos sutil que uno pueda imaginar: un auténtico copy/paste que le deja a uno con cara de idiota después de pagar 8 eurazos por volver a ver en pantalla grande una película que ya había visto en una versión más fresca y divertida 13 años atrás.


Personajes cliché, pura carne de cañón para los engendros alienígenas de turno, van muriendo en un orden predecible mientras sólo uno de los secundarios, el cobarde líder de los mercenarios encarnado por el español Jordi Mollá, intenta salirse un poco de los caminos más trillados de este tipo de propuestas. Le queda a uno la duda, sin embargo, de si su rol tenía intenciones cómicas conscientes o si a Twohy le salió un personaje casi paródico por pura incapacidad como guionista. Queda para los anales del bochorno la mujer supuestamente dura interpretada por Katee Sackhoff (conocida entre las legiones geek por haber sido Starbuck en la reciente “Battlestar Galactica”), convertida aquí en objeto del sexismo más delirante que recuerdo haber visto en una película de acción del siglo XXI. Y de nuevo me invade la duda sobre las intenciones paródicas (o no) de tantas perlas de guión alrededor de su supuesto lesbianismo o del color de sus pezones.


“Riddick” no es sólo una película mala de narices. Peor aún: es una cinta terriblemente decepcionante (porque su primera media hora es de lo más disfrutable) y un pseudo-remake innecesario que devalúa por ósmosis al original y que hunde a una saga y a un personaje con muchas posibilidades hasta cotas inesperadas de estupidez.

2 comentarios:

Cinemagnific dijo...

La vi en el cine la semana pasada. Y joder, es ABURRIDÍSIMA. Y los diálogos de puta pena, y los personajes horrendos, y toda la parraca que se lía en la segunda parte con los Necróferos se lo pasan aquí por el forro por la cara (que chapuza de guión, por favor) y la acción es soporífera. Un horror. "Pitch Black" me gustó, es un divertimento como dices de casi serie B. El resto de la saga es para quemarla.

Jero Piñeiro dijo...

Coincido bastante con tu opinión, Cinemagnific, salvo en una cosa: no toda la película es para quemarla. Los primeros 30 minutos me gustaron; de hecho me parecen la mejor media hora, con mucha diferencia, de toda la saga. Quizás por eso lo que viene después me pareció aún más infumable si cabe...