Si uno analiza con cierto
detenimiento la filmografía del estudio Pixar descubrirá que cada trabajo
firmado por la compañía de John Lasseter incide en un género o temática
cinematográfica diferente. Pese a las evidentes dosis de humor y aventuras que
definen la producción del estudio, no es difícil advertir que “Los Increíbles”
es la peli de super-héroes de Pixar, “Wall-E” la de ciencia-ficción, “Cars 2”
la de espías, “Brave” la de fantasía medieval y así más o menos con todas. La
particularísima visión que Pete Docter, Lee Unkrich y David Silverman
propusieron de los códigos del terror en “Monstruos S.A.” (exacto: la peli
de miedo de Pixar) toma en su precuela,
“Monstruos University” (qué gracioso que traduzcan sólo la mitad del título),
derroteros radicalmente distintos: los de esa retahíla de comedias
universitarias que va de “Desmadre a la americana” y “La revancha de los
novatos” a “American Pie”.
El debut en el largometraje del
realizador Dan Scanlon, que había dirigido a cuatro manos junto a Lasseter el
corto “Mate y la luz fantasma”, nos traslada al primer año de facultad del
cíclope paticorto Mike Wazowski, novato de la Monstruos University decidido a
convertirse en el mejor asustador de todos los tiempos. En su primer día de
clase conocerá al fanfarrón James Sullivan, descendiente de un linaje de
célebres asustadores, y, pese a que el espectador ya sabe que años después
serán amigos inseparables, las diferencias entre ellos los convertirán en un
primer momento en enemigos declarados.
No es el más original de los
argumentos, pero Pixar no necesita más para asentar las bases de un guión
inteligente que contiene acción, muchísimo humor y una profunda humanidad capaz
de llegar al corazoncito de grandes y pequeños. ¿Se puede hacer una precuela
con un planteamiento diferente al film original, con sentido dramático propio y
que no tire únicamente del carisma de unos personajes ya conocidos? ¿Se puede
escribir una comedia universitaria que mueva a la carcajada sin recurrir a manidos
tópicos sexuales y al humor escatológico? ¿Se puede, por el camino, deslizar
una moraleja universal carente de moralina, y reflejarla con una claridad
expositiva desarmante? La respuesta a estas preguntas es “Monstruos
University”.
El resto es más o menos lo que uno ya se espera de Pixar: perfección formal, toneladas de inventiva y una precisión narrativa a prueba de bombas. Que la crítica no la haya recibido con un aplauso unánime sólo confirma que a estas alturas al estudio de Sillicon Valley no se le exige menos de 10, y cuando la cosa se queda en un 8 es momento de sacar las hoces y las antorchas. Servidor, a mil años luz de la decepción, recomienda hacer caso omiso a todo aquel que raje de la comedia universitaria de Pixar, y acudir al cine sin prejuicios, con ganas de echarse unas buenas risas y abierto a la posibilidad de que una peli ¿para niños? le ofrezca un par de sabias lecciones sobre la vida.
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