Yo, que siempre aborrecí al histérico e histriónico cantante de Manos de Topo, me veo ahora en la situación de defender y, aún diría más, ensalzar el tercer LP de la formación barcelonesa, “Escapar con el anticiclón”. Un disco tan cargado de humor negro y corrosivo como los anteriores, pero mucho más complejo y trabajado en la faceta estrictamente musical. Se nota, para bien, la mano de Ramón Rodríguez a los mandos; un tipo que ya se cuidaba en sus propios discos de sonar exquisitamente elegante.
Que Manos de Topo son muy conscientes de sus limitaciones es algo que ya sabíamos. También que son unos freaks con una sensibilidad lírica harto particular; unos fulanos capaces de usar el desastre de Fukushima como metáfora sexual o de hacer referencias de lo más peregrino al cine musical taiwanés. Lo que no se sabía, o al menos yo no sabía, era que también podían componer melodías tan rotundas como las diez que integran este “Escapar con el anticiclón”.
Así, lo que antes me parecía un chiste alargado que sólo se ganaba mi complicidad en momentos muy puntuales (como la apreciable “Es feo” de su álbum de debut), ahora me resulta terriblemente atractivo incluso a pesar de que Blanca haga todo lo posible para sacarme de mis casillas con sus gemidos lastimeros. O quizás (y sólo quizás) sea esa misma forma de cantar la que acaba por redondear uno de los discos nacionales más sólidos que he tenido la oportunidad de escuchar este año.
Y lo dice un tipo que hasta ahora no podía ver a Manos de Topo ni en pintura.
4 comentarios:
Bah, depende del momento, como todo :)
Como todo no. Hay cosas que siempre-siempre ;)
Ya me imagino cuáles son las que siempre-siempre...
Muy entretenido el post, seguiré visitando tu blog.
Saludos,
www.artbyarion.blogspot.com
Gracias por tu comentario, Arion. Con lo de "siempre-siempre" me refería a asuntos estrictamente musicales, ¿eh? ;)
¡Saludos!
Publicar un comentario