sábado, junio 14, 2008

Abecedario personal: L de Lost

Supongo que creo en los flechazos. De hecho, en varias ocasiones con sólo un primer vistazo ya supe que aquello acabaría en amor. Recuerdo que me pasó en el primer día de instituto y me pasé los 4 años siguientes prendado de la dama en cuestión. Me pasó justo antes de empezar la carrera, y el asunto también trajo cola hasta muchos años después (y además con réplicas, como los terremotos). Una vez más, viví un auténtico flechazo en los jardines de Dolmabahçe, en pleno corazón de Constantinopla, pero la distancia se impuso y hoy no quedan de aquello más que unas sonrisas fotografiadas y 8 cartas en un cajón. Y me ocurrió, claro está, con “Lost”.

Siendo estrictos, yo ya conocía “Lost” antes de enamorarme de ella perdidamente (atención, astuto lector, al intencionado juego de palabras). Mientras preparaba el teórico del carnet de conducir, mi hermano vio algunos capítulos sueltos cuando la empezó a emitir TVE y me dijo que aquello tenía muy buena pinta. Yo, más preocupado por mi futuro automovilístico, eché un vistazo a la pantalla, vi a unos fulanos corriendo por la selva y luego, con el más absoluto de los desprecios, seguí haciendo tests sobre límites de velocidad y tonelajes de camiones.

Un año después, no recuerdo exactamente por qué razón (juraría que fue por las efusivas recomendaciones de algunos colegas de Pontevedra), mi hermano y yo decidimos adquirir “vía equina” la primera temporada completa, para verla de un tirón y descubrir si aquella serie era tanta cosa como por ahí se decía.

Fue entonces cuando vi mi primer episodio completo de “Lost” (el piloto, obviamente). Y fue entonces, claro, cuando se produjo el flechazo.

Durante el mes siguiente, mi hermano y yo comimos y cenamos a diario con Jack, Kate, Sawyer, Locke y compañía, y a la primera temporada le siguió, inmediatamente después, la segunda. A ésta, tras una larga y desquiciante espera, le sucedió la espectacular tercera temporada. Recientemente he podido ver la cuarta, también del tirón, y el caso es que, como en las buenas relaciones de amor, el flechazo inicial ha dado paso a la confianza, el cariño, el respeto, la admiración y la fidelidad. Y no parece, por el momento, que la cosa vaya a decaer.


Para poner en situación a los despistados, el argumento es el siguiente: un vuelo comercial entre Sydney y Los Angeles sufre un accidente mientras sobrevuela el océano y cae sobre una isla aparentemente deshabitada. Los supervivientes, al comprobar que nadie va a venir a rescatarlos, deberán esforzarse por recuperar el control de sus vidas, mantener la cordura y sobrevivir a los misterios que aguardan en el interior de la frondosa selva que cubre su nuevo hogar. Y ya no digo más, que la cago…

De todo cuanto he visto en material televisivo (no soy precisamente un devorador de rayos catódicos, pero siempre me han gustado las series y estoy bastante al día en la materia, aunque inevitablemente se me escape alguna), “Lost” es, sin ningún género de dudas, mi serie favorita. Quizás no sea, en términos objetivos, mejor que “A dos metros bajo tierra” o “Los Soprano”, pero por cojonudas que sean éstas, “Lost” siempre me ha hecho disfrutar ese “poco más” que separa lo genial de lo divino.

En mi humilde opinión, “Lost” es redonda. Obviamente, estamos hablando de una serie todavía inconclusa (si las afirmaciones de sus creadores son ciertas, faltan por ver un par de temporadas más y se especula con una posible película como colofón final) y que, debido a su extensión, inevitablemente tendrá episodios mejores y episodios peores (que, no obstante, serían los mejores en otras series de supuesto prestigio e indudable éxito de audiencia), o subtramas que agraden más o menos al espectador dependiendo de sus simpatías hacia tal o cual personaje o de sus filias y fobias personales.

Pero hasta ahora, repito, “Lost” me parece redonda. Desde su estructura (cada capítulo está dedicado a uno de los personajes principales y contiene, además de la acción en tiempo presente, un flashback explicativo sobre el pasado del individuo en cuestión) hasta su impresionante fotografía, pasando por los inteligentes diálogos (que funcionan igualmente bien tanto en los momentos dramáticos como en los cómicos), la soberbia música de Michael Giacchino, el increíble trabajo de planificación argumental (no me cansaré de decirlo: los guionistas de “Lost” son lo más parecido a dioses del “cliffhanger” que existe) y las increíbles interpretaciones de todos los actores (dando un nivelazo impresionante y haciendo suyos a los personajes hasta tal punto que, desgraciadamente para los implicados, no creo que jamás puedan sacarse de encima el encasillamiento al que se verán sometidos una vez termine la serie), todo en “Lost” funciona como un reloj suizo, marcando siempre la hora correcta.

Por si eso fuera poco, algunas escenas concretas de la serie forman ya parte de los “greatest hits” de mi imaginario particular con la misma fuerza que otros momentos frikis memorables, como el discurso final de Roy Batty en “Blade Runner”, la pelea del número 15 de “Miracleman”, el diálogo Vader/Skywalker en la conclusión de “El Imperio Contraataca”, el número 16 de “The Authority” (posiblemente el tebeo que más veces me haya llevado al retrete –para leerlo, se entiende, no para limpiarme el culo con él-) o el éxtasis del oro de “El bueno, el feo y el malo”.

Concretamente, el final del cuarto episodio de la primera temporada (que siempre, siempre, siempre hace que se me ericen los pelillos de la nuca), los primeros minutos de la segunda temporada (porque me dejaron de piedra en su momento y aún sigo sintiendo un cosquilleo cuando pienso en ello), el final del episodio sexto de la tercera y, sobre todo, el capítulo 23 (y último) de la susodicha (para un servidor, posiblemente el mejor episodio de una serie en toda la historia de la televisión).


Y luego están los personajes. Todos ellos. Si tuviera que elegir solo a uno, sería incapaz de decidirme. Dependiendo del día, la hora y el pie con el que me levantase esa mañana, podría quedarme con Jack (el referente moral, el líder al que todos querríamos parecernos, pero sin dejar de ser tan humano como cualquiera), o con Sawyer (calavera y socarrón, irónico, divertido, pero con un lado oscuro siempre a flor de piel), o con Locke (el soñador, el idealista, el hombre de fe que a veces es necesario ser para no rendirse ante aquello que parece superarnos), o con Sayid (que perdió totalmente la inocencia y tiene demasiado de lo que arrepentirse, pero que sin embargo no abandona la esperanza de redimirse y, quizás, encontrar algún día la felicidad), o con Eko (su peor enemigo a su pesar, y uno de esos personajes más grandes que la vida), o con Juliet (ambigua, dura pero justa, sólida incluso a pesar de sus innumerables fisuras), o con Ben (de quien no diré mucho para no meter la pata, tan solo que lo admiro profundamente a pesar de no ser un personaje especialmente simpático), o con Kate (inestable, siempre huyendo de sí misma, incapaz de afrontar sus propias decisiones, pero al mismo tiempo llena de determinación y con un envidiable sentido de la lealtad), o con Hugo (adorable, simpático y bonachón, y con una inteligencia emocional, un conocimiento de las relaciones sociales y una capacidad de empatía sorprendentes)… y así podría continuar hasta citarlos a todos.

Porque, como habréis podido comprobar, “Lost” es mi serie. Si la has visto, probablemente ya sabrás lo mucho que pueden dar de sí estos 42 minutos semanales de ficción, aventuras e impredecibles giros argumentales. Y si no, dale una oportunidad al amor. Lo dijo Jesucristo, lo cantaron los Beatles y, aún entre mofas, lo corroboró Woody Allen en “Annie Hall”: el amor es la respuesta.

Nos vemos en la isla.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, vaya, estaba con el tema de literatura infantil (aburrida) y me dio por mirar al abismo. Y mira tu, no esperaba yo encontrarme con este tipo de literatura. A riesgo de ganarme unos cuantos tirones de orejas, creo que ya le comente en su día que no he visto “Lost”, y le aseguro que no es por la incesante insistencia de la gente que me rodea, pero… creo que no va conmigo. Igualmente tras esta lectura, debo decir que me han entrado las ganas de “perderme”, pues ha provocado que por unos instantes, citando sus palabras, quisiera sentir ese flechazo, lo que ha hecho que me replantease el pasar otra vez por la imagen tan fuertemente grabada en mi retina de los pocos minutos que le he visto, más bien de su final (para mi traumático) y a un barco me remito con ello. Pero bueno, para eso, tendré que esperar unas semanas, pues, de decidirme a verla, primero debo conseguir todo lo editado, ya que soy de esas personas que no pueden esperar al día siguiente, la semana siguiente…. y tiene que tragarse todo de golpe(en caso de gustarme).
Ah!, y feliz 300 entradas, y que sigan muchas más.

Anónimo dijo...

Ais, q se me cae la lagrimita!! XDD

Y q decir despues de esto?? Sin palabras me he quedao!!

Solo... q viva Sawyer!!!! ;P

El Barón Rampante dijo...

Vaya!!!! creo que, tan pronto acabe esta semana y con ella todas mis obligaciones (o casi todas), voy a darle una oportunidad al amor. Vi dos o tres capítulos de Lost en inglaterra, y recuerdo que me pusieron los pelos de punta... aunque no tuve oportunidad de volver a perderme.

Me quede con ganas de contestar a tu comentario en mi blog, pero como soy un desastre y además no sabía que decir me limité a leer unos cuantos artículos del Abismo y agregarte a la lista de contactos como toda respuesta. Ah si! también voté varias veces por tus dibujos en el concurso del país. Me gustó muchísimo el de la estética tipo Kill Bill :)

Pero, ahora que tengo más tiempo voy a decirte lo que pienso. Creo que simpatizamos enormemente en sensibilidades, gustos, aficiones y forma de ser (y de escribir). Leyendo tu blog tengo la sensación de leer la realización de un yo muy similar al mío, lo que me produce una sensación algo inquietante. Tengo ganas de poder perderme también en esos trescientos artículos con calma. Cuando se escribe, uno no es consciente realmente de todo lo que está poniendo en palabras. Pero cuando otra persona lee un blog trabajado con constancia, cariño y esmero como el Abismo puede intuír una vida entera en esas mínusculas "patitas de mosca" virtuales. Es la mejor biografía que existe, no la del ser como individuo, sino la del espíritu y sus pasiones.

Por cierto, husmeando por la abandonada biblioteca del Xelmirez me encontré con la publicación de los comics ganadores y finalistas del concurso de BD "GZ 2007 Crea" en una lujosa edición diría yo. Rápidamente fue "pa la saca", sin ningún dolor de conciencia. Me parecio a mi que estaba rescantando al libro del polvo y el olvido. Por que no te presentas?? los premios son bastante lujosos diría yo. Además tu estás ya en el mundillo no? seguro que conoces a los dibujantes!!
Jerónimo Piñeiro de Castro, Laura Velasco Vázquez... espera, no será la que firma ahí arriba?? :O
a mi me gustaron todos mucho menos el de "A casa de mamá" que, en mi humilde opinión, considero de mucho menor valor artístico que el "Crebacabezas". Supongo que también es cuestión de gustos, pero este me pareció mucho más interesante por la técnica que utiliza de combinar dibujo con imagen real, por el planteamiento, por su carácter surrealista y los personajes fusión entre Amelie y Tim Burton...

En fin, y no me lio más, decirte que tienes un lector y admirador más :D y comentarista, siempre que haya algo que aportar ;D

El Barón Rampante dijo...

pero yo soy tonto!!! jeronimo, jero!!! xDDDDD y además recuerdo pensar, joder esta forma de dibujar, estos diálogos, esta filosofía me recuerda a algo... y no sé a qué!!! un dibujante de comics que alude a Wilde y a Descartes ummmm jajaj si... me gusto el humor acidillo... y el infierno con percebes pulpos y hombres libélula xDDD
vaya hombre, pues ya es paranolla que me encontrará de casualidad con el libro, y que de casualidad me diera por entra aqui...
:D

Jero Piñeiro dijo...

Quela: piérdase, piérdase, no se arrepentirá. Un beso!

Laura: jajaja, sabía que dejarías un comentario. Una pista... repásate la entrada mirando sólo los números... Otro beso para ti, petarda de mi vida!

Barón Rampante: no, la Laura de esta entrada es otra, pero a Laura Velasco la puedes leer también en la entrada "Historias de Galiza". Jerónimo, of course, soy yo. Si el tiempo lo permite, este año también me presento al GZCrea, a ver si hay suerte... Respecto a tu blog, diré que eres un fenómeno, y que no contento con sentar cátedra con tus opiniones, te atreves a hacerlo hasta en 3 idiomas diferentes (me quito el sombrero). Esta semana, por cierto, me he comprado "Si una noche de invierno un viajero" únicamente por su efusiva recomendación. En cuanto lo lea le haré saber mi opinión. En cuanto a mi blog (lo que usted dice de él), mil gracias. Y como me ha hecho saber su robótica hermana que ahora mora usted en Santiago (igual que servidor), que sepa que siempre puede ponerse en contacto conmigo para tomar unas cañas y conversar de lo que se tercie (ya sea cine, literatura, comics, música -donde intuyo que me dará un buen baño de conocimientos- o lo que sea). Un saludo!

El Barón Rampante dijo...

jajaja no es mi intención sentar cátedra ni alardear de políglota la verdad! siempre que escribí en inglés fue por razones académicas, pero yo tengo el vicio de desviar siempre que es posible los deberes académicos hacia temas de mi interés :D Además encuentro otro poder expresivo en el inglés y el gallego que el castellano no posée; en mi opinión el inglés es una lengua más flexible y dinámica, y el gallego una lengua más dulce y orgánica. Bueno, es una generalización estúpida, pero lo que sí que es cierto es que cada lengua tiene un alma distinta aunque esta no se pueda poner en palabras.

Espero que disfrutes de Calvino como yo lo hice ;D yo ahora estoy leyendo Los viajes de Gulliver de Swift (en V.O. también), sobre el que próximamente escribiré algunas lineas supongo... No pensé que un clásico pudiera meter tanta caña... además, aunque aluda a personajes políticos reales y a eventos sociales de la época, todo lo que dice de política y sociedad sigue siendo asquerosamente cierto, por desgracia :S

Bienvenidas sean esas cañas! Yo a partir del martes seré un hombre absolutamente libre! Y hasta primeros de julio rondaré por estos lares...
La verdad, creo que voy a experimentar el síndrome de estocolmo xD

Cuando son las fechas límite del GZcrea 08? podría presentarme por composición y poesía... ya que tengo tanto tiempo! por probar que no quede!
suerte con el comic!, a ver si esta vez llevas el primero! :D (también son jodidos para dejar el primero desierto.. :S)

Una amistosa reverencia! ;D

Jero Piñeiro dijo...

Barón: Podríamos debatir durante años sobre la idiosincrasia propia de las lenguas así que mejor lo dejamos para hacerle compañía a las cañas de marras... aunque debo admitir que como diglósico perdido que soy disfruto de la literatura más que nunca cuando leo a los grandes escritores sudamericanos (Cortázar, Borges, García-Márquez...). Además, como mi inglés y mi francés no dan para leer en V.O. (al menos no con una soltura que me permita disfrutar no sólo del fondo sino también de la forma), tengo que conformarme con las ediciones patrias.

Lo de Calvino está en el "montón de libros por leer", esa enorme pila de prometedoras lecturas que convive conmigo en la habitación. Tiene buena posición en la pole position, así que igual en julio consigo despachármelo.

El libro de Swift lo tengo en una edición muy bonita ilustrada por Guillermo Pérez Villalta que conseguí en el Círculo de Lectores. Está también en la pila de lecturas pendientes, me temo...

Lo del GZCrea es para este lunes, así que a ver si consigo terminarlo a tiempo porque, para variar, voy pilladísimo con las fechas. Soy un desastre para la planificación del trabajo, me temo. Preséntate a todo lo que puedas, que está comprobado (en mis propias carnes) que es posible llevarse premios, y no cabe duda que calidad literaria no te falta...

Y bueno, eso es todo, que no es poco.

¡Una amistosa reverencia de vuelta!