Hace unos meses me prometí a mí mismo que no compraría ningún nuevo libro hasta no haber despachado los que se acumulan en la Torre de las Lecturas Pendientes (pronúnciese con voz grave y ecos de ultratumba), pero una recomendación de mi fugitivo hermano Link me convenció para traicionarme a mí mismo (quizás no sólo Bunbury tenga una “lista de promesas a olvidar”), y fue por ello que me hice con un ejemplar de “City”, obra del escritor italiano Alessandro Baricco.
Habiendo leído ya dos libros suyos (“Seda” y “Océano mar”), servidor creía saber lo que podía estar esperándole en esta “City”. Pero servidor se equivocaba (como viene sendo habitual), y “City” resultó no sólo ser la más sorprendente de las tres obras de Baricco que habían caído en sus manos, sino también una de las mejores lecturas de las que ha podido disfrutar en los últimos tiempos.
“City” es muchas cosas. En primer lugar, es la historia de un niño superdotado y su niñera. En segundo y tercero, un western con toques de realismo mágico y la crónica radiofónica de una vida dedicada al boxeo. Pero también es un tratado sobre las ideas, un surrealista reglamento de arbitraje futbolístico, las aventuras de un gigante y un misterioso mudo que protegerán con todos los medios a su alcance a los personajes de su comic de super-héroes favorito, una defensa algo equívoca de las figuras de Walt Disney y Eva Braun y otras muchas cosas más (algunas de las cuales no conviene sacar a la luz en una reseña de este tipo). Y no, “City” no es una antología de relatos cortos. Todas las tramas y subtramas se integran unas con otras (y unas dentro de otras: ahí está una de las cualidades más apreciables de la novela) en una única narración provista de muchas aristas, como un diamante de exposición.
Hablando pronto y mal, resulta que Baricco es un escritor de la hostia. Es la única expresión que, pese a lo malsonante y pecaminoso, me parece que le hace justicia. A lo largo de las trescientas y pico páginas de “City” (tengo que documentarme al respecto, pero juraría que es su novela más extensa), el italiano hace alarde de una capacidad inventiva y estilística que consigue que en todo momento uno sienta que nunca antes había leído nada parecido. Hablo sólo por mí, claro. Ya se sabe cómo son estas cosas: cuanto menos ha leído uno más impresionable resulta ante cualquier supuesta novedad, y quizás el día de mañana descubra que todo lo que Baricco pone en práctica en este libro ya lo había logrado “menganito” mucho tiempo atrás… pero hoy por hoy así están las cosas.
Así que no puedo menos que recomendar encarecidamente este “City” a todos los que quieran leer algo totalmente absorbente y de gran calidad literaria, salpicado de hermosas reflexiones sobre la vida y viejos chistes de Jake LaMotta. Y, por supuesto, agradecerle a Link su recomendación (alguien debería construir un monumento a los amigos que recomiendan libros: ¿qué sería de la humanidad sin ellos?).
Ahora temo que vuelva pronto a incumplir mi autopromesa: circula por las librerías una revisión de la Ilíada a cargo de Baricco que no puedo esperar a tener en mis manos…
1 comentario:
Lo amo!!! me está dando vida en Concepción! Mu
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