lunes, marzo 07, 2016

10 comics todavía inéditos en España que estoy leyendo en formato digital - Volumen 3

Hace un tiempo, cuando este blog se actualizaba con cierta regularidad, escribí un par de entradas (ésta y ésta) señalando una veintena de títulos que por aquel entonces aún no habían visto la luz en castellano y que tenían muy buena pinta. Algunos ya han sido o están siendo publicados en España por diferentes editoriales ("Muerdeuñas", "Ciencia Oscura", "Clase Letal", "Lazarus", "Paria", "El Multiverso", "Velvet", "Zero"...), otros siguen esperando su oportunidad (caso de "Southern Bastards", "The Fade Out" o "Sex Criminals", por citar algunos que seguro llegarán a las librerías patrias más tarde o más temprano) y unos pocos parecen condenados a no ver jamás la luz en la lengua de Cervantes ("Bedlam", "Federal Bureau of Physics", "The Royals" o "Manifest Destiny"). Siguiendo la estela de aquellas entradas, me gustaría reseñar brevemente diez series que han arrancado en Estados Unidos en los últimos meses y que probablemente también lo harán en algún momento futuro en España.

Birthright
Guión: Joshua Williamson. Dibujo: Andrei Bressan. Color: Adriano Lucas.
Image Comics. Serie abierta. 14 números publicados.


Un año después de la desaparición del pequeño Mikey, la familia Rhodes está totalmente descompuesta. El padre, acusado por la opinión pública de ser el asesino de su propio hijo, es una sombra del hombre que fue; la madre, separada ahora de su marido, es incapaz de encontrar un nuevo sentido a su vida, y el mayor de sus hijos todavía mantiene la esperanza de encontrar a su hermanito. Las cosas se ponen realmente extrañas cuando un bárbaro hiper-musculado, armado hasta los dientes con espadas llameantas y hachas encantadas, aparece de la nada afirmando ser Mikey y haber pasado los últimos años librando una batalla épica contra el mayor de los males en un mundo de dragones y mazmorras donde el tiempo transcurre a un ritmo diferente.


Joshua Williamson, guionista de "Muerdeuñas" (¡yeah!) y "Fantasmas" (¡buuuh!), combina elementos de sagas fantásticas como "El Señor de los Anillos" y "Las Crónicas de Narnia" con las persecuciones trepidantes de "El Fugitivo". El dibujante Andrei Bressan da el do de pecho en las páginas ambientadas en el mundo mágico. Juntos logran entregar cada mes (más o menos) un tebeo que supera las expectativas generadas por su algo tópica premisa: de hecho, hace falta llegar a la última página del primer número para comprender que éste no va a ser el comic que hasta entonces creías estar leyendo...



Black Magick
Guión: Greg Rucka. Dibujo: Nicola Scott. Color: Nicola Scott y Chiara Arena.
Image Comics. Serie abierta. 5 números publicados.


A todos nos cuesta más o menos conciliar nuestra vida profesional con nuestra vida personal. Para Rowan Black, detective de homicidios en el Departamento de Policía de Portsmouth, las cosas son un pelín más complicadas. Porque Rowan es una bruja, descendiente de un linaje de mujeres practicantes de la magia negra, y su relación con lo oculto está a punto de inmiscuirse en su carrera policial: mientras ella intenta mantener sus prácticas mágicas en secreto para el resto de sus compañeros en el cuerpo, alguien (o algo) muy poderoso ha emprendido una cruzada contra Rowan, pero ella no sabe quién ni por qué.


Greg Rucka, co-creador de otro de los actuales éxitos de Image, “Lazarus”, escribe un híbrido entre la añorada “Gotham Central” (del propio Rucka junto a Ed Brubaker) y la también muy recomendable “Rachel Rising” de Terry Moore, y pone un estupendo guión en manos de la dibujante australiana Nicola Scott para que ésta se luzca de lo lindo: no sólo sus personajes y escenarios son una auténtica delicia para la vista, sino que además el ingenioso uso del color (asistido por Chiara Arena) ofrece un espectacular acabado pictórico mientras cumple una destacada función narrativa. Basándome en el altísimo nivel de estos 5 primeros capítulos, “Black Magick” bien podría ser el mejor tebeo firmado por Rucka hasta la fecha.



Cry Havoc
Guión: Simon Spurrier. Dibujo: Ryan Kelly. Color: Nick Filardi, Lee Loughridge y Matt Wilson.
Image Comics. Serie abierta. 2 números publicados.


"Cry Havoc" es, que yo recuerde, el primer comic escrito por Simon Spurrier que he leído. Según la Wikipedia el guionista inglés tiene una interesante carrera en revistas británicas como la emblemática "2000 AD" y en la franquicia mutante de Marvel Comics, pero si me decidí a darle una oportunidad a su nueva serie regular creada junto al dibujante Ryan Kelly (que me sonaba un poco más por su trabajo en "Local" junto a Brian Wood) fue porque a) la publica Image Comics, b) ha sido elogiada por Alan Moore y c) tiene una premisa bastante molona, resumida tal que así en la camapaña publicitaria previa a su lanzamiento: "it's not about a lesbian werewolf going to war, except of kind it is" ("no trata sobre una mujer-lobo lesbiana que va a la guerra, excepto porque en cierto modo sí trata sobre eso").


Ésa es la descripción que ofrecen sus creadores, pero si me preguntáis a mí os diré que me parece un híbrido entre "Lycanthrope Leo" (un manga poco conocido de Kengo Kaji y Kenji Okamura sobre humanos que se transformaban no sólo en lobos, sino en todo tipo de animales monstruosos) y "Zero Dark Thirty (La Noche Más Oscura)", aunque en los dos números publicados hasta la fecha también encontramos lecciones de sexualidad animal, unas gotas de slice of life londinense y los primeros apuntes de lo que será, intuyo, una profunda exploración del folklore y los mitos relacionados con los procesos de transformación. Y por si todo ello pareciera poco, la trama se desarrolla en tres líneas temporales perfectamente identificadas por las distintas paletas de colores aplicadas por cada uno de sus tres coloristas. ¿Ambicioso? Por supuesto. Y también altamente prometedor.



DK III: The Master Race
Guión: Frank Miller y Brian Azzarello. Dibujo: Andy Kubert y Klaus Janson. Color Brad Anderson: 
DC Comics. Serie limitada de 8 números. 3 números publicados.


DC Comics pasa por horas bajas: a la espera de que el estreno de "Batman v Superman: Dawn of Justice" propicie un empujón a sus ventas, su desastrosa gestión editorial de iconos como Superman, Wonder Woman o Flash (del que se habla más por su serie televisiva que por sus aventuras impresas) la ha llevado de relanzamiento en relanzamiento y de evento en evento sin acercarse a los beneficios de su competidora directa, Marvel Comics. Mientras las cabezas pensantes de DC encuentran una solución a esta deriva, el recurso inevitable es tirar de vacas sagradas y ofrecer a los lectores veteranos un revival de clásicos de los 80 y 90: primero fue "Before Watchmen", después vino "The Sandman: Overture" y ahora llega una nueva secuela de "The Dark Knight Returns" de Frank Miller. ¿Cuánto tardará la editorial en ofrecerle un cheque en blanco a David Lloyd para que les deje publicar "VI for VIctory"?


Por mucho que el nombre de Miller figure el primero en los créditos de "DK III: the Master Race", resulta complicado estimar cuánto ha aportado el creador de "Sin City" al proyecto y cuánto del resultado final es responsabilidad del co-guionista Brian Azzarello y del dibujante Andy Kubert (entintado, para redondear la jugada nostálgica, por el mismo Klaus Janson que finalizaba las páginas de Miller en los 80). Desde luego, quien espere encontrar en "DK III" la visceralidad, mala baba y energía visual de las anteriores entregas ya puede irse haciendo a la idea de que esto es otra cosa muy distinta: un entretenido tebeo de super-héroes que probablemente nadie recuerde con especial reverencia dentro de 20 años. Quedan todavía 5 números para su conclusión y sin embargo Miller ya ha anunciado que está trabajando en solitario (esta vez sí) en un futuro "DK4". ¿Se habrá arrepentido de dejar su creación en manos ajenas?



The Goddamned
Guión: Jason Aaron. Dibujo: R.M. Guéra. Color: Giulia Brusco.
Image Comics. Serie abierta. 3 números publicados.


Desde que fuera anunciada hace meses, “The Goddamned” se convirtió en lectura imperativa para un servidor por una razón bien sencilla: se trata de la nueva serie regular del tándem formado por Jason Aaron y R.M. Guéra, responsables de uno de mis comics favoritos de los últimos años, “Scalped”. Si con eso no estuviese todo dicho, la premisa, en las antípodas de las desventuras de Dash Caballo Terco y Lincoln Cuervo Rojo, proponía una relectura libérrima e hiperviolenta del Antiguo Testamento, lo cual suena a marcianada pero no lo es. En un mundo más próximo a la Era Hiboria de Robert E. Howard que a lo que la monja/beata de turno te contó en Catecismo, el primer asesino de la Historia, maldito por Dios con la carga de la inmortalidad, lleva 1.600 años buscando la muerte sin poder encontrarla. Paralelamente, un señor de la guerra llamado Noah (Noé para los hispanohablantes) siembra el terror en nombre de una cruzada divina que culminará con un diluvio universal que barrerá de la Tierra todo rastro de pecado y perversión... y de la humanidad, ya puestos.


Aaron continúa demostrando que, pese a los resultados mediocres de sus series de encargo para Marvel, sus trabajos de creación propia son apasionantes. De hecho, su otra serie para Image, “Southern Bastards”, es una de las actuales joyas de la editorial. El arte de Guéra, dibujante que conjuga con maestría la estética del western francobelga con el dinamismo del comic-book USA, redondea una serie que no hace más que darme alegrías mes sí y mes también. Si además eres de los que piensan que la Biblia es una de las novelas de fantasía heroica más apasionantes de todos los tiempos, “The Goddamned” es tu nuevo tebeo de cabecera.



I Hate Fairyland
Guión y dibujo: Scottie Young. Color: Jean-Francois Beaulieu.
Image Comics. Serie abierta. 5 números publicados.


Si eres aficionado a los comics de super-héroes probablemente te hayas cruzado en más de una ocasión con alguna de las numerosas portadas protagonizadas por bebés que Scottie Young ha dibujado para Marvel en los últimos años. Son ilustraciones muy cuquis de trazo cartoon con versiones infantiles de tipos como Ojo de Halcón, Iron Man o Thanos, perfectas para alimentar el consumismo de los coleccionistas de cubiertas alternativas. A mí, lo confieso, me dan totalmente igual esas estrategias mercadotécnicas, pero es innegable que el estilo de Young es de los que capturan la mirada desde que ésta se posa sobre el papel o la pantalla. Después de acompañar a Eric Shanower en su adaptación a las viñetas de “El mago de Oz” y de trabajar como guionista y dibujante en los primeros episodios de la última (y coyuntural) cabecera protagonizada por el guardián de la galaxia Mapache Cohete, el ilustrador norteamericano estrena su primer título de creación propia bajo el paraguas de (¿lo habéis adivinado? ¡pues claro!) Image Comics, y el resultado excede todas mis expectativas.


Lo confieso: pensaba que “I Hate Fairyland” sería una estupidez hermosamente dibujada, capricho de un ilustrador respaldado por el fandom. La clase de tebeo que dio mala fama a Image en los 90, cuando tipos como Jim Lee, Todd McFarlane o Marc Silvestri decidieron que además de ser dibujantes también querían ser guionistas. Por suerte “I Hate Fairyland” no es sólo un tebeo bonitísimo (bastante más, de hecho, que cualquier cosa jamás firmada por Lee, McFarlane o Silvestri), también es una lectura endiabladamente divertida, que jamás se toma en serio a sí misma y que ofrece exactamente lo que promete. Las aventuras de Gertrude, una suerte de Alicia que lleva 27 años sin envejecer (al menos físicamente), atrapada en su propio País de las Maravillas hasta que encuentre la llave de regreso a nuestro mundo, contienen el humor cafre y la violencia desenfrenada de las mejores entregas de “Lobo”, combinadas con el espíritu políticamente incorrecto de las dos primeras películas de “Shrek” (antes de que la franquicia animada cayera en picado en los abismos de la mediocridad). “I Hate Fairyland” es un comic ligero, macarra y divertidísimo, perfecto para alternar con otras lecturas mucho más densas... porque no todos los días uno tiene el cuerpo para un “From Hell” o un “Jimmy Corrigan”, ¿no?



Klaus
Guión: Grant Morrison. Dibujo y color: Dan Mora.
Boom! Studios. Serie limitada de 7 números. 3 números publicados.


Hablando de tebeos ligeros: la siguiente parada en mis últimas lecturas en formato digital es "Klaus", una suerte de "Santa Begins" según el Grant Morrison más accesible que se recuerde. El (habitualmente) lisérgico guionista escocés escribe una versión épica, casi super-heroica, de los orígenes de Papá Noel en el medievo escandinavo, y el resultado es un sencillo y agradable comic para todas las edades a caballo entre las aventuras de Robin Hood y los cuentos de hadas tradicionales.


Posiblemente sea el nombre del creador de "Los Invisibles" y "El Multiverso" el que pique la curiosidad de los lectores a la hora de acercarse a este "Klaus", pero la estrella de la función es sin duda el ilustrador costarricense Dan Mora, que con su espectacular trazo influenciado por el manga y el cine de animación y su rica paleta cromática convierte la inesperada ocurrencia de Morrison (en las antípodas de su densidad y ambiciones habituales) en un título atractivo incluso para el público más talludito.



Paper Girls
Guión: Brian K. Vaughan. Dibujo: Cliff Chiang. Color: Matt Wilson.
Image Comics. Serie abierta. 5 números publicados.


El guionista de "Saga" y "The Private Eye" y el dibujante titular del relanzamiento de "Wonder Woman" en el Nuevo Universo DC unen fuerzas para presentar un proyecto difícil de clasificar, mezcla improbable entre "Cuenta conmigo" y un capítulo de "Dr. Who". Una madrugada de Halloween, a mediados de los 80, cuatro adolescentes repartidoras de periódicos se ven envueltas en una tormenta espacio-temporal aderezada con dinosaurios voladores, mutantes desfigurados, futuristas paladines plateados y cápsulas espaciales salidas de una peli de serie B de los años 50.


Cinco episodios después, yo sigo sin tener muy claro de qué va en realidad todo este follón y hacia dónde se dirige la trama, pero me mantengo atento a cada nueva entrega para ver si consigo descubrir las intenciones de Vaughan y porque disfruto como un enano con el grueso y expresivo trazo de Chiang, así que tampoco es cuestión de quejarse. Planeta de Agostini ya ha anunciado la edición en castellano para dentro de un par de meses, así que el público español pronto podrá decidir por sí mismo si "Paper Girls" es culo o codo.



Tokyo Ghost
Guión: Rick Remender. Dibujo: Sean Murphy. Color: Matt Hollingsworth.
Image Comics. Serie abierta. 5 números publicados.


Rick Remender escribe ciencia-ficción. Da igual que los protagonistas sean los mutantes de "Uncanny X-Force", el super-soldado Steve Rogers o las familias desestructuradas de “Black Science” y “Low”; Remender siempre se las arregla para convertir sus guiones en un delirio de tecnología futurista, universos alternativos y criaturas alienígenas. “Tokyo Ghost” es tan sólo el último ejemplo del amor que Remender profesa hacia el género, acompañado esta vez por uno de mis dibujantes favoritos del actual mainstream USAmericano, Sean “Punk Rock Jesus” Murphy. De la confluencia de ambas fuerzas creativas surge esta trágica historia de amor entre dos cazarrecompensas: Debbie creció libre de la sobredosis de entretenimiento basura y consumismo extremo que mantienen zombificada a la inmensa mayoría de la población mundial, pero su novio Teddy lleva años intoxicado por millones de nanobots que no sólo le otorgan fuerza y resistencia sobrehumanas, sino que también lo alienan con docenas de estímulos simultáneos de publicidad, pornografía y reality shows. La única esperanza que Debbie tiene de desintoxicar a su amado reside en la capital de Japón, convertida (irónicamente) en un nuevo Jardín del Edén libre de tecnología donde tal vez su relación pueda tener una segunda oportunidad.


Remender no siempre acierta con mis gustos, pero en el primer arco argumental de “Tokyo Ghost” da de lleno en la diana, e incluso me atrevería a decir que es el mejor arranque que le he leído en una serie: entre guiños a “Akira”, “Ghost in the Shell”, “Juez Dredd”, “Black Mirror” y “El último samurai” sobresalen unos personajes carismáticos con cuyas motivaciones el lector puede empatizar, dibujados por un Sean Murphy más allá de toda duda, tanto en su trazo ágil y dinámico como en su espectacular capacidad para plasmar la acción motorizada y la ultra-violencia con todo lujo de detalles. Tan sólo la serena belleza del frondoso Neo-Tokio poblado por samurais hippies supera al horror vacui de su deprimente distopía cyber-punk.



Wytches
Guión: Scott Snyder. Dibujo: Jock. Color: Matt Hollingsworth.
Image Comics. Serie abierta. 6 números publicados.


Tras lograr el éxito reinterpretando la imagen del nosferatu moderno en "American Vampire", el escritor Scott Snyder retoma otro mito de las leyendas populares de terror y ofrece su particular versión de las brujas en "Wytches". Poco tiene que ver este aquelarre con la imagen clásica de las hechiceras subidas en escobas voladoras: las brujas de Snyder y del dibujante Jock, con quien el guionista coincidió años atrás en "Detective Comics", son criaturas repugnantes, apenas humanoides, que viven en las profundidades de los bosques. Frente a ellas se encuentra la familia Rooks, recién mudada de ciudad, huyendo de sus pecados y desgracias personales. Pero en lugar de empezar una nueva y próspera vida tendrán que enfrentarse a un mal primigenio que los perseguirá, precisamente, a causa del bagaje que traen consigo.


Todavía a la espera de leer esa obra de Snyder que esté a la altura de su fama (me parece un escritor con oficio, mejor en los planteamientos que en las soluciones), encuentro en "Wytches" un relato de terror muy entretenido, que consigue por momentos dar mal rollito y en el que, una vez más, su primer arco argumental ha ido de más a menos (como siempre me pasa con Snyder). El estilo de Jock casa de maravilla con la atmósfera chunga que impregna la historia y sus brujas dan auténtico miedo, pero ciertos excesos en la aplicación del color emborronan ligeramente el aspecto final de las páginas. Espero que no se me malinterprete: "Wytches" es un comic muy recomendable para los aficionados al género de terror, pero por ahora le falta ese algo más que hace a los buenos tebeos grandes. Veremos cómo sigue la cosa...


15 comentarios:

Nemo dijo...

Southern Bastards la ha anunciado Planeta para ya, Sex Criminals la tiene licenciada Aleta… pero Aleta tiene sus tiempos, y no me cabe duda de que The Fade Out asomará por Panini más pronto que tarde. La que más me apena de la tanda de inéditos es Bedlam, que tiene muy buena pinta.

De tus nuevas sugerencias, Birthright no me llama la atención nada. Ni me apetece una puesta al día del género de Espada y Brujería (cubrí mi cuota con Robert E. Howard y hasta Juego de Tronos me parece un refrito de sus hallazgos) ni mucho menos un protagonista infantil.

Otra cosa es Black Magick. Me suele interesar todo lo que escribe Greg Rucka, y este me parece uno de sus trabajos recientes más atractivos junto con Lazarus, sí. El estilo de dibujo, además, me tiene desconcertado y no sé qué pensar de él. Yo digo que esto lo trae Planeta un día de estos.

A mí, lo que ha hecho Si Spurrier nunca me ha hecho enarcar una ceja, y si encima la premisa es “a lesbian werewolf” pues… en fin… que cuando la anunciaron ya me dije que no era para mí. ¿Vuelven a hacer paralelismos con los ciclos lunares y la menstruación?

Sobre DKIII creo que me voy a abstener hasta que esté acabada, pero me da que es más de Azzarello que de Miller. De hecho, como tú mismo apuntas, el mismo Frankie ya ha anunciado que tiene pensado dar su última palabra con un DKIV. ¿Holy Terror 2 a la vista? Cosita me da, porque de la maniobra Before Watchmen no quise saber nada. Hay cosas que no necesitan ser toqueteadas, y menos por intereses espurios. Llámeseme talibán si se quiere, para seguir con la alusión batmaníaca. Asunto diferente es lo de la precuela de Sandman. Eso sí que es retomar la nostalgia como Lucifer manda.

Que sí, que The Goddamned son Aaron y Guéra, pero ¿no podrían haberla publicitado de forma más tonta? Yo también pienso que el Antiguo Testamento (y el libro del Apocalipsis del Nuevo) es una extraordinaria colección de cuentos, pero lo que apunta este despiporre lo veo demasiado salido de madre. En mi línea imaginaria que lleva a un cómic del realismo a la fantasía, Southern Bastards está muuuuuucho mejor colocada en el percentil, a pesar de su localismo.

Que es lo que no le pasa a I Hate Fairyland. Ni me gustan las versiones baby de nada, ni me gusta Shanower haciendo El Mago de Oz, ni me parece tan encantador Hora de Aventuras, ni me hace tanta gracia el estilo de dibujo Disney desde Tarzán y La Bella y la Bestia, ni… en fin, que estoy viejo pa esto, por muy burro que sea el tebeo.

¿El pirado de Grant Morrison revisando a Papá Noel? Ay, no, gracias, pasemos al siguiente.

Y ese es Paper Girls. Brian K. Vaughan. Check, de cabeza. Y, sin embargo, me tiene desconcertado. O es un cómic soberbio o, esta vez, se le ha ido la cabeza y sus ambiciones han ido más lejos de lo que ofrece en realidad. No-sé-cuántos números ya y sigo sin saber qué pensar. Encima, Planeta anuncia su publicación ¡en grapa! Seguiré esperando.

Tokyo Ghost. Remender nunca me ha dado nada a lo que poder hincarle el diente. Quizá sea cosa mía. A él le gusta la ciencia ficción más bien hardcore y a mí me va sólo con cuenta gotas. Sean Murphy es muy molón, pero… no. Volvemos a Remender: me parece que está escribiendo demasiadas series a la vez para ofrecer una verdadera obra maestra en lugar de un puñado de tebeos aceptables. En fin, que no, que Tokyo Ghost sólo es una premisa chula para consumidores de usar y tirar.

Wytches podría esta mejor, aunque, vale, Snyder tampoco acaba de cuajar (me da que no se deja llevar por sus verdaderas ganas de hacer una obra de autor y acaba haciendo concesiones a lo que cree que sería un éxito de ventas) y Jock se pasa muchísimo con el tratamiento de las páginas hasta hacer algo demasiado embarrado. Me gustaría verlo en papel para decidir, pero, bueno, el tebeo tiene su aquel y yo lo seguiría con gusto.

Jero Piñeiro dijo...

Me alegra saber que sigo pudiendo contar contigo a la hora de analizar las series que se nos vienen, Koniec.

Ya sabía que Birthright no te interesaba, ni en general nada que huela a espada y brujería que no sea tu cimmerio favorito. Aunque yo le echaría un ojo a The Goddamned porque, independientemente del planteamiento, me parece un tebeo cojonudo. Con sus lugares comunes, claro, pero una puesta al día del clásico anti-héroe de vuelta de todo en un mundo salvaje (tanto me da Mad Max que Clint Eastwood en las pelis de Leone) no puede fallar si Aaron y Guéra ponen toda la carne en el asador. A mí me está encantando, y por suerte no tengo que elegir entre ésta y Southern Bastards: me quedo con las dos.

Mi apuesta por Black Magick va para Norma, principalmente porque tengo entendido que cada autor de Image negocia libremente quién saca sus tebeos en el extranjero, y Norma ya está publicando Lazarus. Por eso estoy también convencido de que la misma Norma poco a poco se hará con todas las licencias de Remender: ya tienen Ciencia Oscura, Clase Letal, Fear Agent y Low. Si no te han convencido las anteriores no tiene sentido que piques con Tokyo Ghost... más allá del arte de Murphy, que para mí eleva hasta la tontería más intrascendente (léase Chrononauts de Millar). A todas ésas hay que sumarles Devolution, la nueva cabecera de Remender (y ya van...) para Boom! Studios que tiene un perfil todavía más comercial y de serie B. No empieza del todo mal, recordándome al tipo de historias por las que suele apostar Avatar Press. ¿Demasiadas series para un solo guionista? No sabría decirte. Por ahora no veo que el nivel decaiga (tampoco es que ninguna sea una nueva Saga o The Walking Dead, claro), y mientras sean colecciones de creación propia y no encargos para Marvel o DC confío en que el tipo sepa hasta dónde puede llegar su capacidad para diversificar. Durante años Jonathan Hickman mantuvo simultáneamente un par de colecciones vengadoras, dos series regulares para Image y alguna limitada puntual y no lo vi venirse abajo...

Jero Piñeiro dijo...

De Cry Havoc sólo van dos números así que aún es pronto para ver sus auténticas intenciones, pero por ahora arranca con más fuerza que otras series que a la larga demostraron ser muy interesantes. Yo le doy mi firme voto de confianza hasta el final del primer arco, y luego a ver qué pasa.

Sensaciones muy diferentes a las que me genera Paper Girls: si no fuera por quien la firma, igual no hubiera llegado hasta el final de la primera saga. Raro raro raro. Y si tengo que juzgar por lo leído hasta ahora, me quedo con cualquiera de los títulos de Panel Syndicate o incluso con la intrascendente We Stand On Guard.

Suponía que ni I Hate Fairyland ni Klaus serían de tu agrado. Yo las he disfrutado como el ligerísimo divertimento que son y porque me gusta que exista esta variedad en el nuevo comic-book de autor: temáticas distintas con aproximaciones diferentes consiguen ampliar el público potencial de los comics. Klaus es perfecta para regalar a un chaval de 13 ó 14 años. I Hate Fairyland sube un poco la edad de su público objetivo, pero tampoco demasiado.

Con Snyder tengo un conflicto interno importante: siempre me parece que está a punto de lograr algo realmente grande y luego se me desinfla. Me sobran ejemplos de esto: desde su Batman con Greg Capullo, en el que cada saga parece que va a ser la historia definitiva del hombre murciélago para al final quedarse en un entretenido tebeo de super-héroes, hasta El Despertar, que durante 6 ó 7 números apuntaba a futuro clásico y lo echó todo por la borda en la recta final. Pensé que Wytches sería ese título con el que Snyder barrería de un plumazo mis prejuicios (y de hecho me parece lo mejor que he leído suyo hasta la fecha) pero en última instancia vuelve a caer en fórmulas manidas que le impiden alcanzar las expectativas generadas en sus primeros compases. No sé si la decisión de recargar el color con capas y más capas de salpicaduras es de Jock o de Hollingsworth y tampoco me importa; a veces molesta, y la función principal del color en un comic debería ser precisamente la contraria: ayudar a la vista a "leer" correctamente las páginas.

No me olvido de DKIII: si uno sabe a lo que viene, se puede disfrutar como un tebeo de super-héroes sin mayor relevancia. Pero no es un comic de Frank Miller. Holy Terror podía ser una basura desde el punto de vista intelectual/ideológico, pero tenía una potencia visual que The Master Race no se atreve siquiera a soñar.

The Sandman: Overture fue algo totalmente distinto: Gaiman haciendo lo que mejor se le ha dado jamás (porque en mi opinión no ha vuelto a hacer nada a la altura de The Sandman), acompañado de uno de los dibujantes mejor capacitados para representar cualquier concepto fantástico, por imposible que parezca, que a un escritor británico pueda ocurrírsele. No en vano J.H.Williams III ha sido el mejor intérprete visual de los desvaríos de Morrison (7 Soldiers of Victory), Moore (Promethea), Ellis (Desolation Jones) y ahora Gaiman. Ojalá todos los revivals de DC fuesen la mitad de buenos que Overture...

Nemo dijo...

Del cimmerio ese, sólo si viene guionizado por Roy Thomas antes de 1980 y lo más fielmente posible a la fuente original, que no todo el monte es orgasmo.

Al comparar The Goddamned con Southern Bastards no lo hacía por una cuestión de elección. O tal vez sí: que a mí me gusta mucho más la elección de temática que han hecho para la segunda. La otra se me antoja… mmm… poco seria.

No he apostado por Norma para Black Magick porque, a pesar de haberlo considerado, pienso que Norma no suele publicar en blanco y negro, así que… Pero, vamos, con tal de que se publique dignamente, tanto me da.

Con Devolution de Remender ni siquiera he tenido curiosidad por echarle un vistazo, pero, abundando en lo que dices de Hickman, es otro autor al que noto muchos altibajos en sus proyectos propios. Para mí la cima la tiene en dos tebeos similares en ambiciones y, a la vez, totalmente diferentes en puestas a cabo: Los Proyectos Manhattan, que no decae después de cinco tomos, y Este del Oeste, que es mi favorita y que al fin he logrado entender de qué va al acabar de leer el cuatro volumen, lo que ha hecho que me guste aún más.

Si volvemos a la cuestión de los dibujantes a raíz de tu comentario sobre Chrononauts (que sí, que es hasta cargante) yo no puedo obviar la dicotomía que sustenta un buen cómic. Esto es, guión y dibujo, fondo y forma, qué y cómo. Y ya no me vale un buen dibujo para una historia pasable. Me tragué demasiados tebeos de eso en los setenta y los ochenta, cuando la mayoría de los dibujantes eran excelsos, pero las historias solían ser soberanas tonterías. Afortunadamente, a partir de, por dar un nombre, Alan Moore lo tebeos se hicieron adultos. Y yo, también, pero no con Alan Moore. Y aquí no daré nombres.

Jo, sí, lo de Paper Girls es mosqueante y desconcertante. Yo sigo a la expectativa de a dónde irá a parar, pero me está pareciendo que es un gran pastiche de todo lo ochentero, como si Vaughan (no sé qué edad tiene) hiciese un ejercicio de nostalgia sobre su infancia y adolescencia y rindiese un homenaje a la moda, la música, las películas y hasta los cómics de esa época.

Estamos de acuerdo en Wytches, ya lo hemos hablado en otras ocasiones, pero yo espero a ver qué sale del segundo arco argumental. Vamos, The Wake tampoco fue tamaño chasco. Lo que pasa es que nadie se esperaba que la historia diese ese bandazo a medio camino, pero tampoco está tan mal hilvanado.

Frank Miller tiene esas cosas. Es posible que piense en que los lectores puristas decidan saltarse The Master Race para pasar directamente a su DK4. Supongo que yo me plantaré en El Contraataque del Caballero Oscuro y ni siquiera llegaré a la tercera parte de la planeada tetralogía. Sin City también tiene un montón de cosas éticamente reprobables y, sin embargo, es tremendamente divertida (a lo Garth Ennis). Algo que funciona muy bien en un cómic pero que, una vez que lo transpuso viñeta por viñeta a la pantalla, en la película a mí me producía otro tipo de risa…

… Y qué rara es la sensación de estar conversando contigo desde aún más distancia de la que lo hacemos habitualmente.

Jero Piñeiro dijo...

No sé si le has dado un tiento a The Goddamned o hablas desde los prejuicios. Yo te animaría a que leyeses los 3 números publicados antes de descartarla tan alegremente, no vaya a ser que te pase como con Scalped, jajajaja. Vale, no me quiero pasar de listo ^^U

Técnicamente Black Magick no es en blanco y negro, aunque la mayoría de las páginas sí lo sean. Es parte de su molonidad. Como bien dices, mientras la edición sea decente, que lo saque quien quiera.

Totalmente de acuerdo en que lo mejor de Hickman, por ahora, son Los Proyectos Manhattan y Este del Oeste. Aún así sus trabajos para Marvel me parecen muy meritorios, tanto en los 4 Fantásticos como, en menor medida, en los Vengadores. Sin olvidarnos de esa rareza inacabada que es S.H.I.E.L.D., más cerca del atrevimiento de sus series para Image que de los cánones marvelitas. A ver si algún día publican los 2 números que faltan.

Fondo vs Forma: por supuesto, creo que cualquier persona a la que le preguntes te dirá que lo ideal es que un comic tenga un buen guión y un dibujo igualmente bueno. Es de cajón. Y hay dibujantes que, de hecho, hacen buenos algunos guiones; o al menos más atractivos. Es el caso de I Hate Fairyland y Klaus, sin ir más lejos, cuyas historias no son malas, pero si no estuviesen envueltas en ese apartado visual no tendrían ningún tipo de pegada. Por suerte en la Image Comics que dirige Eric Stephenson parecen haber entendido que un comic es guión + dibujo y están intentando enmendar el gran error de Vertigo en los 90. Vale que hay títulos bien escritos con ilustradores del montón (como The Walking Dead, aunque hay aue reconocer que Adlard ha mejorado una barbaridad), pero es un lujo tener series regulares íntegramente dibujadas por artistas como Fiona Staples, Nick Dragotta, Ryan Ottley, Sean Murphy, Nicola Scott, Cliff Chiang, Matteo Scalera, Jason Latour, Sean Phillips, Steve Epting... Ahora mismo no hay editorial en los EE.UU. que pueda presumir de semejantes equipos creativos.

Jero Piñeiro dijo...

Parece que quien mejor se lo pasa con Paper Girls es el propio Vaughan. Eso puede funcionar al principio, pero si quiere que su serie se sostenga va a tener que dar algo más a lo que los lectores podamos agarrarnos. Por suerte para él todavía le debemos un gran voto de confianza por su buen hacer en Saga y The Private Eye. Y qué ganas tengo de que salga el segundo de Barrier, maldita sea.

Para mí el problema de The Wake no es el cambio de todo (tiempo, protagonistas, incluso género) a mitad de publicación: era algo que ya se advertía desde el primer número y a mí particularmente era una de las ideas que más me gustaba del comic. Lo que me echó totalmente para atrás fue la forma en que la trama se desinflaba en los dos últimos números: de hecho ni siquiera recuerdo cómo acababa la historia y eso que lo leí (con mucho entusiasmo) hace menos de dos años... así de torpe me pareció el final. El segundo arco de Wytches va a ser muy diferente del primero, que en realidad funciona casi a modo de piloto televisivo, y tengo curiosidad por saber por dónde planea Snyder llevar la trama.

De Sin City hay dos historias que me gustan mucho, la de Marv y la de Hartigan. El resto me parece bastante repetitivo aunque muy bien dibujado/narrado, porque en eso no hay quien le tosa a Miller. Me gusta todavía más lo que hizo por la misma época en Elektra Lives Again y 300. Con DK2 tengo una relación bastante más complicada: tiene cosas que me chiflan y otras que me fastidian un montón. Holy Terror posee ese nervio y esa potencia visual que caracterizan a Miller, pero su carácter abiertamente propagandístico y su beligerante mensaje anti-islamista me producen urticaria. Cada vez que pienso en esa versión sionista de The Question con la estrella de David pintada en la cara me pongo malo. Son cuestiones ideológicas muy personales, sí, pero también que Miller presenta sin sutileza, de una forma fanática e infantil, casi de discurso de Donald Trump. Porque uno puede llegar a disfrutar de una obra con la que políticamente no esté de acuerdo si el discurso está articulado de manera atractiva (pienso en La Rebelión de Atlas de Ayn Rand, por ejemplo, cuya lectura me tuvo un par de meses fascinado pese a representar todo lo que odio del capitalismo extremo) pero no hay nada de eso en Holy Terror: sólo el clásico mantra de "ellos o nosotros" que tanto daño le está haciendo a Occidente en la actualidad.

Pero todo esto son cuestiones políticas que mejor convendría tratar en una plaza menos pública. Sigamos hablando de comics, por favor.

PD: te sorprendería lo cerca que uno se sigue sintiendo de todo lo que ha dejado atrás incluso aquí en Londres. Entre el e-mail, el Facebook y el Whatsapp, mantener al día las relaciones personales se ha convertido en algo mucho más sencillo. Y con los vuelos low cost puedo ponerme en Galicia o Madrid en un par de horas a precios de risa. De hecho me cuesta más o menos lo mismo que me costaba ir de Madrid a Galicia cuando vivía en la capital española. No quiero ni pensar en lo que habrá pasado la gente que tuvo que emigrar en el siglo pasado. En ese sentido mi generación no puede quejarse demasiado...

Nemo dijo...

Sí, hablo de The Goddamned basándome en prejuicios, pero es que es la única forma que tenemos de hacer una criba: los prejuicios. Hoy en día tenemos que prejuzgar. No podemos leer todos los tebeos, ver todas las películas, ir a todos los bares. El tiempo y el dinero son escasos y la mies es mucha. Y, vale, me merezco lo de Scalped, pero me enorgullezco de ser un tipo siempre dispuesto a dejarse convencer por los buenos argumentos y a cambiar su voto.

Es cierto que últimamente, por fortuna, se va equilibrando la calidad guión-dibujo, sobre todo en los proyectos creator-owned que son propiedad de ambos autores. Sin embargo, todavía el guionista sigue siendo la estrella, algo que se inició en los noventa y que revirtió la tendencia que imperaba antes, donde primaba la parte visual. Yo mismo estoy más dispuesto a transigir con un tebeo que me cuente una buena historia y me la cuente bien, a pesar de tener un dibujo poco lucido, que a leerme una chorrada por muy deslumbrantes que sean las ilustraciones.

Yo también confío en las Paper Girls de Vaughan por la calidad de los trabajos que lleva ahora mismo adelante (Saga y Barrier, básicamente, y el recientemente acabado The Private Eye), pero es una confianza que está poniendo a prueba cada vez más.

Respecto a The Wake, sólo lo leí una vez cuando salió (y siempre tengo intención de darle una relectura, pero también siempre aparece algo nuevo que me hace posponerla), aunque mi recuerdo es que el final conseguía cerrar el círculo. Aunque, sí, vaya, no es una obra maestra. American Vampire, por ejemplo, es mucho mejor si no acaba por írsele la olla, que me parece que se está alargando artificialmente y con demasiadas concesiones. Con todo, sigo con ganas de ver cómo continúa Wytches, a pesar de que no tengo claro que vaya a ser publicada aquí.

Y lo mejor de Sin City es Kane de Paul Grist.

Jero Piñeiro dijo...

Todos tenemos nuestras filias y fobias, por supuesto. Por eso yo hago mi criba con las ediciones digitales. Al problema del tiempo y el dinero se le suma otro, el del espacio. La mudanza de Madrid a Londres me enseñó una cosa importante: tengo más comics de los que debería. "Debería", sí, porque hay muchos que ni siquiera me gustan y algunos más que aún habiéndome gustado no voy a releer nunca porque otros vienen pidiendo su turno. Así que si puedo primero cato en digital y hago mi selección de compras para cuando ese material de publique en castellano; se ahorra mucho dinero y espacio. Ahora bien: yo sacaría tiempo para esos 3 primeros números de The Goddamed en digital. Y si luego no te convencen puedes maldecirme tú también a mí.

No sé hasta qué punto el guionista es la estrella o, simplemente, el guionista puede permitirse arrastrar a los lectores de un título a otro y eso crea "culto". Ejemplo: Brian K. Vaughan decía en una entrevista que tardaba unos 6 días en escribir un capítulo de Y, el Último Hombre. Así que si echamos cuentas, aplicando las matemáticas más elementales podemos asumir que a ese ritmo de trabajo puede escribir unas cuatro series mensuales y aún le quedan 6 ó 7 días de descanso. Un dibujante suele tenerlo difícil para producir las 22 páginas mensuales que requiere su participación en una serie regular, así que sólo puede trabajar de forma continuada en una cabecera. Esto se traduce en que cada mes los lectores recibimos cuatro títulos de Vaughan por cada uno de, digamos, Fiona Staples. Y a base de ver los mismos nombres en los tebeos que nos gustan, acabamos pensando "cómo mola este Brian K. Vaughan, voy a seguir todo lo que publique". O Hickman, o Brubaker, o Remender, o Millar... Pero Fiona Staples es la imagen de Saga; si la sacas de la ecuación, ese comic ya no es el Saga que tú conoces. Si metes un número de relleno en Jupiter's Legacy que no esté dibujado por Quitely el lector se va a cabrear. La maniobra de los dibujantes de fill-in ya no tiene sentido en los proyectos creator-owned de Image Comics, más que con fines puramente creativos. Y es bueno que sea así.

Ya habíamos hablado hace un tiempo de Kane. Estuve a puntito de pillármelo pero la copia que tenían en mi librería habitual estaba muy maltratada. Pensé en pedirlo a Amazon, pero luego se me cruzó otro tebeo por delante y acabé olvidándome de él hasta que mi economía ya no estaba en su mejor momento. Sigue siendo una cuenta pendiente, pero ahora mismo no está el horno para bollos de 30 €, y con la primavera editorial que se nos viene encima prefiero ser cauto con mis compras. Pero acabará cayendo, más tarde o más temprano.

Iñaki dijo...

Esto es a lo que me refería! Tenía que decirlo, porque si antes te lo solicito en el post anterior, antes lo publicas, jejeje...

Me encanta esta "sección" tuya. Me descubre algunas cosas ("Cry Havoc", "Black Magic") y me reafirma en otras (la curiosidad por "Tokyo Ghost" y la decepción con el exceso de tópicos y colorido de "Wytches").

Como dice Koniec hay cosas que no son para mí ("I Hate Fairyland" y "Klaus") porque no tengo ni la edad ni el tiempo disponible habiendo tantas otras cosas majas en la despensa ("Injection", "Trees", "Nameless") y otras que me llevaré a casa en sus TPB iniciales a precio reducido a la espera de ver si me convencen para seguirlas ("The Goddamned" o la citada "Tokyo Ghost").

Un placer leer el post y el debate a post-eriori ;-)

Nemo dijo...

Por supuesto, yo también hago mis cribas digitales, pero hasta para eso hay que ser selectivo ante el aluvión de novedades que hay cada semana. Descarté The Goddamned después de leer la promoción que el mismo Aaron hizo de ella. Me pareció que daba un bandazo al polo opuesto para alejarse de Scalped / Southern Bastards. Ya veo que insistes, pero creo que voy a esperar un poco más y a leer alguna otra crítica.

Esa reflexión que haces tú sobre el espacio la hice yo hace unos años. Cosas que había comprado impulsivamente y que ni había leído; que leí, pero que no volvería a leer; que leí y que no me gusto… y empecé a vaciar estanterías. Regalé, tiré y revendí, de todo. Desde entonces mido mucho más lo que me quedo y, aún así, me temo que en unos años tendré que hacer una revisión de esa limpieza. Pero, por ahora, estoy contento con el resultado cuando me dedico a uno de mis entretenimientos favoritos al estilo de Rob Gordon: reorganizar mis estanterías y contemplar el resultado.

Pues claro que el guionista es la estrella. Fíjate en nuestra conversación: hablamos de un Hickman, compramos un Snyder, leemos un Ellis, buscamos la sección de Moore, almacenamos juntos los Kirkman… algo que uno hacía antes con Moebius, Hermann, Kirby, Maroto… Entiendo el razonamiento de que Vaughan tiene más presencia en las librerías que Staples, pero, por el mismo motivo, y es algo que suele suceder, tiene más posibilidades de meter la pata y darnos una obra floja que nos haga desconfiar de volver a leerlo. Nos está pasando a raíz de Paper Girls, y nos sucede con otros autores como Brian Wood, Ales Kot y el mismo Scott Snyder. Una vez que los vemos patinar y empezamos a sospechar de esa sobreproducción.

Y, ya que lo menciona Iñaki (me alegro de que se una a la conversación), Nameless es otro título que me atrae y me da miedito a la vez. Tiene muy buena pinta, pero, conociendo a Morrison, puede ser una ida de olla épica.

Por cierto, hoy es miércoles, día de cómics (que dirían en Big Bang Theory) y resulta que no se publica nada que me interese. Vaya…

Jero Piñeiro dijo...

Iñaki: esta "sección" o como quieras llamarla también es una de las que más disfruto escribiendo y, sobre todo, durante el proceso de "documentación" XD Entre mis intenciones al publicarla está además aportar un poco de variedad temática y estilística: podría haber hablado de la nueva Devolution de Remender, de The Dying and the Dead de Hickman o de Starve de Brian Wood (por citar otras tres de mis últimas lecturas), pero pensé que sería "más de lo mismo" y que tal vez resultaría más interesante proponer un par de títulos como Klaus y I Hate Fairyland y ampliar el abanico de gustos y públicos. Aunque veo que no lo ha sido ^^U De todos modos con todo lo que se publica ahora en Image esta sección tiene cuerda para rato... Todavía no me he puesto en serio con esas otras tres que citas (Injection, Trees y Nameless), en parte porque tanto Ellis como Morrison, cuando se ponen densos, superan mi capacidad de comprensión lectora en inglés. O al menos yo creo que la superan, porque luego cuando se publican sus obras en castellano descubro que no tiene tanto que ver con mi dominio del idioma como con lo incomprensibles que son a veces sus idas de olla. Recuerdo que eso mismo me pasó con los primeros números de Pretty Deadly, que la dejé aparcada en su edición USA porque no acababa de seguir el hilo, y cuando la leí en castellano me sentí igualmente confuso. Espero que Tokyo Ghost y Black Magick te convenzan. Gracias por el comentario, como siempre :)

Koniec: en mi próximo (e inminente) viaje a España tendré que plantarme frente a las estanterías de la casa de mis padres y decidir qué tebeos se quedan y cuáles sacrificamos a los Primigenios. Posiblemente habrá que donar un montón de material a la biblioteca local para hacer espacio para las futuras compras: algunas cosas no tiene sentido conservarlas (¿3 ediciones distintas de Batman: Año Uno?) pero otras me harán dudar hasta el último segundo. A mí Brian Wood nunca me ha convencido del todo: de lo que le he leído la obra que más me ha gustado es DMZ, y aún así la veo varios peldaños por debajo de sus compañeras generacionales del sello Vertigo (Y el Último Hombre, 100 Balas, Scalped). Northlanders me decepcionó bastante en su primer tomo y únicamente me planteo revisitarla en formato digital para ver si una segunda lectura me anima a llegar hasta el final. The Massive me da bastante pereza y su nueva serie Starve me ha dejado muy frío en tan sólo un par de números. Tengo pendiente (y muy presente) Local: sospecho que podría ser el tebeo con el que finalmente me gane. Los mejores miércoles son los que traen un Sex Criminals, Invencible o TWD bajo el brazo. Y ahora, también, un Goddamned (sí, sí, voy a ponerme muy pesado con ésta).

Nemo dijo...

The Dying and the Dead tenía buena pinta desde un primer momento, pero le perdí la pista rápido entre la avalancha de novedades, tal vez convencido ya de que era una fija cuando saliera recopilada en tomo (estas series, estoy convencido, pueden llegar a ser incomprensibles mes a mes, grapa a grapa).

Brian Wood es un guionista que no se merece la reputación que tiene. Northlanders me pareció fallidísima. El primer tomo, flojo; el segundo, directamente malo; desde ahí, ya no le presté atención. The Starve me parece una soberana tontería que no merece ni que se le tenga en consideración. DMZ estuvo bien, sólo bien, y en gran medida gracias a su dibujante. The Massive se pierde en sus ambiciones (más aún que DMZ); además, Panini la ha cancelado en España a la falta de dos tomos. De su Conan, mejor ni hablar. Y, sí, lo mejor de su producción es Local, que es como Demo, pero con los pies en la tierra, aunque tampoco es para ponerse a dar saltos de alegría.

Nameless ya la mencioné en mi anterior comentario e Injection también se presenta atractiva, pero Ellis es un tipo que da tanta cal como arena, así que no lo tengo claro hasta que no vea más de ella. Creo que está parada por problemas de salud, ¿o esa noticia es algo que leí hace tiempo y ya se me ha emborronado todo?

A mí, Pretty Deadly me encanta. Sí, vale, o es una maravilla poética o es una empanada pretenciosa, pero, por ahora, me quedo con lo primero a la espera del segundo arco. Emma Ríos le da mucho lustre, pero también me fío mucho de Sue DeConnick (Bitch Planet es otro fijo).

Nemo dijo...

Dios, ustedes disculpen, no puedo parar. Lo que más me gusta, después de leer tebeos, es hablar de tebeos.

Jero Piñeiro dijo...

No hay nada que disculpar, Koniec; con lo difícil que resulta encontrar interlocutores interesantes con los que debatir sobre comics, cualquier comentario de Iñaki o tuyo es siempre bienvenido.

The Dying & the Dead lleva meses parada, desde la publicación de su tercer número. Hickman ha prometido retomarla y terminarla (en el séptimo) en 2016, así que yo me planto hasta que no esté completa. La verdad es que tiene muy buena pinta. Todo lo que he leído de Hickman funciona mejor en recopilatorio. De hecho le debo una relectura del tirón a sus etapas (que funcionan prácticamente como una sola historia) al frente de los 4 Fantásticos y los Vengadores, porque me huelo que me van a gustar el doble (y voy a entenderlo todo mejor) que cuando las fui leyendo mes a mes.

Injection está saliendo de forma más o menos regular... teniendo en cuenta los parones que las series de Image suelen dejar entre saga y saga para que el dibujante no necesite molestos reemplazos y que la editorial aprovecha para publicar el correspondiente TPB. Si no me equivoco el número 8 sale este mismo miércoles. Sólo he leído los 2 primeros episodios, pero me da buenas vibraciones porque parece un Ellis de los buenos y porque me gusta mucho el dibujo de Declan Shalvey, con quien el escritor ya había colaborado en 6 estupendos números de Caballero Luna.

De Nameless también he leído solo 2 capítulos, y ahora que está concluida acabará cayendo más tarde o más temprano, pero reconozco que me estaba pareciendo uno de esos trabajos inconexos y menores de Morrison para los que hay que tener el día.

Bitch Planet me genera curiosidad y, sin embargo, al mismo tiempo me da un poco de pereza. Varias veces he estado a punto de ponerme con ella (igual que con Descender), pero me he decidido por otro título. Me pasa mucho últimamente: hay series que me llaman muchísimo la atención pero que, en el momento de ponerme con ellas, me apetece más otra cosa. Y con el comic europeo ni os cuento...

Nemo dijo...

Si es que leer cómics es como el sexo. Después de hacerlo, te apetece repetir. Y si no puedes repetir, te apetece comentarlo.

Un Ellis de los buenos... un concepto interesante sobre el que sería difícil llegar a ponerse de acuerdo, me temo, con la excepción de Planetary. Estoy convencido de que Ellis funciona mejor en tebeos de carácter episódico, como Global Frequency, que es una obra que no me entusiasma especialmente, en lugar de en trabajos de largo recorrido, tipo FreakAngels, que, por otra parte, a mí me gusta mucho. Hasta la que consideran su obra maestra, Transmetropolitan (sí, vale, Planetary otra vez), es un cómic que se compone de capítulos por lo general autoconclusivos.

Y sí, los cómics son como la música (ya sé que dije que son como el sexo, pero la música y el sexo se parecen mucho - ahí hay otro debate): para ellos hay que tener el día y te van a rachas. Te pasas épocas escuchando una cosa y luego no la retomas en años.